Antonio F. Marín: La ordinariez de los políticos catalanes

15 de julio de 2009

La ordinariez de los políticos catalanes


El ayuntamiento de Barcelona se ha negado a prohibir que los ciudadanos vayan por la calle en bikini y bañador masculino porque ya sabemos que queda prohibido prohibir, y uno puede entonces soltar el escupitajo donde le pete, porque la escupidera es cosa de casino de señoritos antiguos. Pues vale, pero uno sospecha que ir en bañador por la calle es más propio de un chiringuito playero que a una ciudad cosmopolita, moderna y educada, porque mucha embajada y demás sardanas, pero en cuanto

te descuidas te vienen con el ramalazo ordinario, perullo y vulgar de la camiseta de tirantes, los rulos y el bañador por la calle.

Podremos ser entonces partidario de la libertad para vestir o desnudarse (de hecho uno se ha unido en feisbuk a un grupo que reivindica el derecho al topless en la playa), pero esos modales son para la playa, queridos, y por la misma razón estética por la que no te puedes poner unos náuticos y pantalón corto si no vas a navegar o al puerto deportivo, tampoco te puedes poner un bikini o bañador para pasear junto a la Sagrada Familia.

Es cuestión de buen gusto, de buenas maneras e incluso del sentido del ridículo y de vergüenza ajena, pero se conoce que los políticos catalanes la educación no la han catado, ni arrebañado, aunque se lleven la pasta gansa para educaciones bilingüe y abrir embajadas en la que suponemos que dejarán entrar a la tropa en bañador y sandalias romanas. Con lo barato que resulta un Manual de Buenas Maneras, aunque tengamos que pagárselo los charnegos.

Mobusi