Antonio F. Marín: 24 horas más para amarte y ser tu sumisa

20 de septiembre de 2009

24 horas más para amarte y ser tu sumisa

Me he despertado cuando creía que eran las ocho de la mañana y he visto que en realidad eran las siete, y que hoy tenía una hora más para estar a tu lado en la cama y a ser tu sumisa. Y me he dormido dichosa y feliz.

Aunque luego me he vuelto a despertar a las ocho con los pezones duritos por la castidad porque he descubierto que cuando estoy en castidad además de estar más sumisa y sentirme más puta zorra, no me cuestiono nada, no me preocupo por nada, porque comprendo que le he encontrado el sentido a mi vida.

Ya no tengo que buscar más, ya no tengo que preocuparme por esas inquietudes existenciales que agobia a mucha gente sobre de dónde venimos, adónde vamos y quién somos. Yo ya lo sé. Sé de dónde vengo, porque llego de la insatisfacción
permanente y sé a dónde voy: a la sumisión a ti, mi Amo, que me has liberado y le has dado sentido a mi vida.

Ya no me cuestiono nada, ya no me pregunto nada, porque tengo todas las respuestas de la vida: soy tu sumisa, tu puta zorra, y te amo y me entrego a ti para que goces y me hagas feliz. Eso es todo. Todo es más sencillo de lo que me parecía. Así que he cogido unas pinzas

de ropa (las de hierro todavía no estoy preparado porque llevo poco tiempo en castidad), y me he arrodillado cara a la pared para castigarme por ser tan tonta y comerme tanto el coco. Y así, arrodillada cara a las pared, con las pinzas en los pezones, las manos en la espalda, la cabeza alta, el culo fuera y la espalda recta, tal y como tú me has enseñado a ponerme, he pensado en ti y me he sumergido en mi sumisión y amor por ti. Tú dormías en la cama, pero yo estaba cara a la pared, de rodillas, venerándote y adorándote aunque sabía que no me veías, porque eso para mí tenía y tiene aún más mérito.

Y he dicho en voz baja: "Te quiero, mi Amo", porque hace tiempo que no te lo llamo y lo echo de menos. No te gusta que use palabras tópicas, nuestra relación no es común a esas otras de BDSM tan peliculeras, porque la nuestro es amor y entrega. Mucho amor. Pero de vez en cuando me gusta decirte. “Te quiero, mi Amo”. Me sabe bien. Me relaja. Me deja satisfecha y me sabe mejor que una copa de buen vino. Decirte “te quiero, mi Amo”, me da más sosiego que un Valium.

Y he reflexionando sobre mi amor por ti, sobre ti, sobre lo mucho que te amo y mi ferviente deseo de ser tu sumisa para que tu voluntad sea la mía y tus caprichos mis deseos. Porque soy feliz cuando soy sumisa, cuando me siento subyugada por ti. Inmensa e intensamente feliz porque siendo tu sumisa ha sido el único momento en mi vida que se he sido realmente feliz y por eso deseo con toda mi alma seguir siéndolo. Es mi anhelo de vida, mi sueño, la esperanza que me hace levantarme todos los días. Mi destino: ser tu sumisa, mi Amo. Tu puta zorra para tu uso exclusivo, para que me uses para tu placer y el de quien tú quieras.

Otros quieren que les toque la lotería, comprarse un coche, tener un yate o encontrar un príncipe azul. Yo quiero más aún, mucho más, y deseo con toda mi alma que me permitas seguir siendo tu sumisa para entregarme cada día más a ti. Necesito más. Te suplico más. Te deseo como Amo porque eres mi mi alegría, mi esperanza, mi futuro y mi ilusión, porque fuera de ti no hay vida y sin ser tu sumisa me siento extraña porque no soy yo. Estoy fuera de mi lugar y no vivo, porque eso no es vida.

"Te quiero, mi Amo", me he repetido de rodillas cara a la pared, con las pinzas en los pezones y la espalda recta, muy recta, mientras pensaba todo esto, mientras reflexionaba sobre mi amor y sumisión a ti.

Te amo tanto que sólo anhelo que te despiertes para poder volver a entregarme a ti y suplicarte que me has aún más tuya porque todo me parece poco. Para tener otro día en el que ser tu sumisa, otras 24 deliciosas horas de sumisión y entrega. Otras 24 horas para ser usada por ti.
Te quiero, amor mío.
Tu puta sumisa.

Texto del blog Sumisa O

Mobusi