Antonio F. Marín: La fórmula

3 de febrero de 2010

La fórmula

Ya no es noticia, pero un nuevo terremoto sacudió Haití siete días después de la tragedia porque allí llueve sobre terremoto, retiembla sobre mojado y cuando desaparezca el maná de los países ricos, volverán los oscuros buitres/golondrinas a escudriñar la miseria de la que se alimentan pues la carroña para algunos es vida (o comisiones bancarias). Somos carroñeros vestidos en Zara que salpimentamos con la limosna la ensalada de sangre y rastrojos.

Y cuando apagamos el televisor y dejamos el documental sobre la vida salvaje haitiana, nos enfrascamos en nuestras premuras, congojas y ahogos, como por ejemplo encontrar el método para aparcar más rápido. Lo ha desvelado la Universidad de Londres mediante una fórmula basada en el teorema del matemático Simón Blackburn, que toma la distancia entre los ejes de un coche y el espacio mínimo

sobre el que estamos realizando el cálculo. Hay que tener en cuenta el radio del círculo de giro y la distancia entre la parte delantera y trasera del vehículo, para calcular el espacio y cuánto y cuándo girar el volante.

Esta es la fórmula magnífica para aparcar, pero uno se malicia que el método fetén consiste en encontrar a un primo que esté realizando estos cálculos matemáticos para aparcar antes. Y colarte. Estos son los listos de verdad, como el presidente Zapatero que pretende suprimir todos los títulos nobiliarios concedidos por Franco. Y hace bien, pero no le quita la vivienda a la vicepresidenta De la Vega; un pisito Marco Ferreri que el dictador le concedió a su padre y que la socialista disfruta actualmente en la calle Hernani de Madrid, como si le hubiera dejado un estanco, que era algo muy propio del franquismo: el estanco y la querida.

Ahora la señora disfruta tan ricamente la regalía del dictador sin recargo de conciencia, porque esta izquierda cursiprogre con piso de querindonga franquista, no le ponen pegas al dinero, a la pasta, al parné de todo la vida (600.000 euros), que ya se sabe que lo que viene del dictador es malo, malísimo, siempre y cuando no me afecte y no sea un piso, oye, que todos los españoles tenemos derecho a una vivienda digna, aunque sea un sepulcro blanqueado con el aguilucho.

Los populares de Cieza tampoco se amilanan con las perras porque todavía no han explicado cómo se puede pagar por los derechos de imagen de una escultura que ya es tuya. Suena a redundancia en la pagamenta, vaya, aunque tengamos que reconocer que han acertado con la otra escultura de Salvador Susarte (en homenaje al pintor Toledo Puche), porque la obra se va enriqueciendo desde distintos puntos de vista pues los volúmenes definidos con simples trazos (al estilo del dibujo de Cayetano), nos van cambiando en cada punto de la observación según el espectador participa y la esculpe de nuevo a golpe de vistazo. Brillante. Pero debajo tenemos el aparcamiento de El Escorial que lleva ya más de un año finalizado, y donde no se puede aparcar. Ni con fórmula.
(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

Mobusi