Antonio F. Marín: La rebelión de lo obvio

1 de marzo de 2010

La rebelión de lo obvio


Uno no es pesimista, sino un idiota que mira y deduce que desde hace años vienen cayendo los números 1 de ETA. Ha vuelto a caer otro, ayer mismo, y mañana caerá otro. Y en este plan de capturar a los números uno. "La policía la vuelto a asestar un nuevo golpe a la cúpula de ETA, que ha caído cinco veces en menos de dos años", nos dicen. El mérito de Rubalcaba y de los anteriores, es que esto ya no es noticia relevante.

También nos informan de que el terremoto de Chile se debe a "la rebelión total de la naturaleza", según titula Pedro J. en la portada de su periódico El Mundo, siguiendo el ritmillo de los pesimistas apóstoles de la catástrofe, de los profetas

del miedo, sin querer percatarse de que en 1960 hubo otro terremoto aún mayor en el mismo lugar. Y que muchos siglos antes, hubo otro más devastador en Lisboa y otro en San Francisco.

Porque siempre ha habido y habrá terremotos, y Nueva York estuvo cubierta por glaciares hace millones de años y lo volverá a estar dentro de otros tantos. El clima siempre cambia, lleva cambiado siglos, de glaciación en glaciación, y el hombre participa de esos cambios porque forma parte del ecosistema. Es un parte más de la ecuación de la evolución y evoluciona con ella y con el planeta. Al unísono, y contando con la teoría del caos y el efecto mariposa.

Lo que debería preocuparnos es por qué en Haití (donde el terremoto fue 50 veces menor que en Chile), murieron unas 300.000, mientras que en Chile han muerto 800. Quizás porque Haití es un país pobre y Chile un país mucho más desarrollado y más preparado para las catástrofes, de donde se trasvina que la pobreza multiplica la calamidad porque en Japón, donde también hay terremotos a porrillo, no suele sufrir tal devastación. Es la pobreza la que aumenta la desgracia.

Mobusi