Antonio F. Marín: Pues eso

21 de noviembre de 2010

Pues eso


Una nueva investigación de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), afirma rotundamente que el número de orgasmos de la mujer crece según el dinero que tenga su pareja. A más dinero más placer sienten ellas. Y ahora entiende uno por qué las chicas siempre me han dicho: «me gustas como amigo». Y por qué tenía tantas «amigas».

Lo dice la Universidad, que conste, que además te ilustra y educa pues la realidad a veces te ciega, y mucho, como a nuestra flamante ministra de Exteriores que ha admitido que no apoya ni a Marruecos ni al Polisario, sino «un acuerdo entre ellos», que es como remachar que apoya a Marruecos

porque la avenencia es imposible pues el sátrapa marroquí no quiere un pacto, sino llevarse el Sahara al huerto y convertir a los saharauis en súbditos.

Una tropelía que la Alianza de Civilizaciones debe de tener traspapelada. «Dejemos de ser espectadores de la violencia de género», nos animan con mucho tino desde Antena 3. Dejemos de ser espectadores de la violencia de Marruecos sobre los Saharauis, podríamos reprocharle al Gobierno que asiente, consiente y comprende. Cosas de la ‘realpolitik’, vamos, con la que han mangoneado los políticos desde Metternich y Henry Kissinger, y que permitió que el dictador franquista se nos muriera en la cama.

Es el ademán de los que se lavan las manos con agua sucia y piden toallitas de diálogo, comprensión y tolerancia. El talante de los consentidores que buscan la paz, el encuentro, la puesta en común, cuando uno de ellos es salvajemente apaleado por otro, incluido un español que ha muerto.

Porque aquí no se trata de separar a dos macarras que se pelean en la discoteca para imponer la paz y el orden, sino de buscar la justicia que en este caso y según Naciones Unidas y el Derecho Internacional, corresponde a los saharauis. La guerra del Aaiún es ilegal, como la de Irak, pero el Gobierno consiente porque quizás cree que si le concede al déspota marroquí su nuevo juguete, seguirá en el poder y no gobernará allí Alqaeda, que es lo que piensan también franceses y americanos. La maldita «realpolitik» de elegir el mal menor. Y evitar otro «perejil».

Allá ellos, pero en política todo se paga y así le ha ocurrido a Obama que ha pagado, con costas, sus ensueños de «nosotros podemos». Porque aunque es el primer negro que gobierna en EE.UU., y además premio Nobel de la Paz, sigue participando en guerras, aceptando la pena de muerte o la venta libre de armas.

Y ha tenido que recular con una reforma sanitaria que no tiene nada que ver con una sanidad pública, como la de Europa, pues lo que ha conseguido es pagar parte de la sanidad privada a los que no pueden, que es privatizar la sanidad con el dinero de todos e inflar las cuentas de las aseguradoras. Y ahora, tras la derrota electoral, va a rebajar aún más esta medida porque para el menesteroso andan escasos los servicios sanitarios. Y hasta los orgasmos.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

Mobusi