Antonio F. Marín: Justicieros

19 de junio de 2011

Justicieros


En la utopía un rebaño de borregos será un rebaño de cisnes, pero seguirá siendo un rebaño. Son los sinsabores de la condición humana. Los chicos ‘indignados’ que se manifiestan frente al Parlamento son sólo seres humanos con virtudes, defectos y bragueta.

«No nos falles», le dijeron los jóvenes a Zapatero tras su primera victoria electoral. Siete años después parece que la culpa del 45% de paro juvenil es del sistema electoral que lo llevó a él a la presidencia.

Así que tras 7 plácidos años de gobierno de izquierdas ahora urge cambiar una ley que a los proetarras de Bildu, por cierto, les ha venido de maravilla. Aunque los jóvenes del ‘ministerio de la Utopía’ hacen bien en manifestarse y agitar conciencias como ‘Simón del desierto’, porque es obvio que

hay que hacer obras pues ya no valen remiendos. Pero, quién los ha contratado a ellos como arquitectos. ¿No habría que sacarlas a concurso público?...

Hay que luchar por la regeneración democrática, es cierto. Y exigir la reforma constitucional, listas abiertas y una separación real de poderes que acabe con la corrupción, los privilegios políticos, las Sicav o la tumba del dictador en el Valle de los Caídos, para que éste quede sólo como iglesia. Y seguir perseverando en una sanidad y educación pública de calidad, aunque uno no encuentre diferencia alguna entre la enseñanza pública y la privada, porque me han expulsado de ambas.

Pero a la utopía se llega de uno en uno, porque hay que principiarla por lo sencillo, por no pegar gritos en la biblioteca, no aparcar en la acera o lavarse las manos después de tocarse la pilila. La utopía es humana y por tanto falible, y quizás por eso en el camping de la plaza del Sol le metieron mano a las chicas pues en la cama los hombres «son siempre los hombres», según se temía el protagonista de ‘Amanece que no es poco’. Aquí y en la utopía.

Y con esta materia prima vamos hacía una Utopía HD a la que se ha subido la mujer más rica de España, la ex del dueño de Zara que tiene un fondo de inversión (Sicav) que sólo paga impuestos al 1% (como Almodóvar). Somos humanos, ya digo, y por tanto en el camping de Sol crearon 32 comisiones y 21 subcomisiones, en un fiel reflejo de la burocracia del Parlamento que quieren sustituir.

«Si quieres que un problema no se resuelva, crea una comisión», que dijo un cínico. Así que estos justicieros criados con Potitos, Internet y móvil (en pleno Estado del Bienestar), se van al Parlamento a gritar «No nos representan», porque creen que ‘su verdad’ vale más que mi voto y el de los 23.944.868 españoles que se acercaron a las urnas.

Esta democracia ‘irreal’ que a ellos no les viste, y les tira de la sisa, ha costado cárcel, exilio y muerte. Y hasta los proetarras luchan denodadamente por acudir a ella. Pero se acabaron las chuches protodemócratas. Hay que regenerar la democracia, es cierto, pero todavía no hemos votado qué verdad y qué barquero ha de hacerlo. Y entonces uno no se junta, arrejunta, ni se arrima a garito alguno. De la utopía seguro que a mí también me expulsan.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

Mobusi