Antonio F. Marín: Daltónicos

21 de agosto de 2011

Daltónicos


Menos mal que llega la feria y nos podemos distraer en otros ministerios, verdad usted, porque los Verdes ecologistas de Alemania han alertado al Gobierno de que los vibradores femeninos entrañan peligros comparables a los de la energía nuclear. Pero tranquilas. No es por las pilas, sino porque llevan ‘ftalatos’ en su composición que «alteran el equilibrio hormonal».

Y es que donde esté lo natural que se quite lo bailao, aunque ese ‘natural’ venga con la química de la Viagra. Porque lo otro natural ha sido siempre el socorrido pepino de toda la vida y ahora resulta que pueden llevar la bacteria E.coli. No te puedes fiar de nadie. Pobrecicas. Ahora comprendo por qué cuando le regalé a una novia un vibrador por su cumpleaños (en plan detallista), ella me reprochó que

era un gandul. Te preocupas por su bienestar y te acusan de dejación de funciones. O de escaquearte para tomar café como si fueras un funcionario cualquiera. Cuando ellas se lo proponen de verdad, saben cómo herir tus sentimientos.

Como los políticos, oye, porque los que andan en Cataluña cerrando quirófanos se van a gastar 500 millones de euros para que en su terruño no haya toros y mear así en la esquina españolista para marcar territorio. No les afecta que la mitad de los parados catalanes no vayan a encontrar nunca trabajo. Lo importante es sacar pecho lobo nacionalista.

Como Bildu, aunque «Bildu no se propone contribuir a la disolución de ETA, sino capitalizarla para su proyecto», según el diario El País que antes aplaudió la ‘valentía’ del Tribunal Constitucional para legalizarla, y bla, bla, bla. Hasta Rubalcaba lamenta ahora que Bildu sea «mucho más comprensiva con ETA».

Es puro daltonismo, ya digo. Y el daltónico siempre tiene razón. Y por eso nuestros insignes políticos le echan la culpa de su ineptitud al empedrado y a la crisis mundial; aunque España tenga el doble de paro que el resto de los países de Europa y ‘los mercados’ sólo ataquen a 5 de 27 países europeos. Italia ha suprimido 36 provincias y 1.500 ayuntamientos de menos de 1.000 habitantes. De un tirón. Pero si aquí hiciéramos lo propio cesarían 48.000 concejales y eso no parece posible porque los políticos que tienen que decidirlo no se van a mandar ellos mismos al paro. Ni con agua caliente.

Porque además disfrutamos de 41 diputaciones y 7 cabildos que nos cuestan lo mismo que ha costado el rescate de Irlanda. Pecata minuta cuando podemos fardar de ser el país europeo con mayor índice de sobrepeso en los adolescentes; un síntoma inequívoco del Estado del Bienestar.

Un bienestar como el de las grandes empresas y fortunas que evadieron al fisco 42.711 millones en 2010, o sea, un 71,8% del total del fraude en España. Mucho lustre con la Alianza de Civilizaciones y demás chipirrinchis, pero la casa sin barrer. Y para colmo ahora viene la crisis, de verdad, con la huelga de fútbol. Y encima no tenemos canción del verano. La fin del mundo.

Menos mal que nos queda el pepino que no lleva ftalatos, ya digo, pero que sean de la huerta de Cieza, por favor, que son muy sanos y hasta combinan con el gin-tonic de los garitos de feria. Antes y después de usarlos.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi