A Alex Torres, un instructor de paracaidismo, lo han despedido por tener sexo en el aíre con una recepcionista de la compañía. El muchacho ha pagado por querer dar la nota, por salirse de lo políticamente correcto y negarse a hacerlo en el ascensor o en la mesa de la cocina. Como siempre. O como Dios manda.
O como mandan los cánones políticos que permiten que los que nos han dejado un país en la quiebra, se vayan con sus pensiones millonarias y la satisfacción del deber cumplido. Como siempre. Y como siempre dentro de unos días cambiará el Gobierno y los pilotos de Iberia irán a la huelga, como siempre, tanto con este ejecutivo como con el anterior. Y con el de más allá, mientras los ‘de siempre’ tendrán que aperrear con el paro, la subida de tasas, el alcohol, el tabaco o el IVA, porque ahora toca sanear las
humedades jaujaprogres, los perros que atamos con longaniza, a crédito, de una cajas manejadas por los políticos. Desde siempre. Y como siempre.
Dicen que dicen, que se podrían ahorrar más de 23.474 millones de euros suprimiendo las subvenciones a corporaciones, empresas públicas, oenegés de partido y sobre todo, a los amiguetes, amiguitos, secuaces, partidarios, seguidores, adeptos, adictos y demás ralea, de siempre, porque aquí se lo lleva por la cara hasta el yerno del rey al que han regañado por no tener una «conducta ejemplar», que es como se certifica ahora a los hijosdalgo que tienen buena parentela, real, porque al común los siguen llamando golfos, borrachos o sinvergüenzas, aunque no hayan robado ni un piruli. Como siempre.
Como el cineasta Almodóvar que tiene la Sicav «Oyster Inversiones» que sólo paga impuestos al 1% y que ha recibido subvenciones públicas que ha invertido en los malvados fondos especuladores de Madoff. Es lo que tiene disfrutar de padrinos en el ‘mundo de la cultura’ en esta España de caciques, Almodóvares, pilotos, yernos y panderetas. Con una ‘conducta ejemplar’. Como siempre.
Uno ha publicado tres novelas sin recibir subvención alguna y abundan por toda España miles de escritores, pintores, escultores y cinéfilos que se pagan la composición de sus obras porque las únicas ofertas que reciben y recibes, son para que escribas novela histórica o rosa. ¿Cómo dice? Sí, nos gusta la novela negra, la rosa y la de ciencia ficción. ¿Y la novela existencial? «Qué es eso», te responden estupefactos. Sí. hay que escribir de elfos, costureras, policías corruptos, vampiros y espadachines. Como siempre.
«Escribir en España no es llorar, es beber, /es beber la rabia del que no se resigna/ a morir en las esquinas, es beber y mal/decir, blasfemar contra España/contra este país sin dioses pero con/estatuas de dioses, es/beber en la iglesia con música de órgano/es caerse borracho en los recitales y manchas de vino/tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont/caerse húmedo babeante y tonto y/derrumbarse como un árbol ante los farolillos/de esta verbena cultural. Escribir en España es tener/hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya/no justifica nada ni nadie, ninguna sombra/de las que allí había al principio». Leopoldo María Panero (La canción del croupier del Mississippi ).
La próxima vez lo pondremos en rosa y lo escribiremos en paracaídas, como hijosdalgo con una conducta "poco ejemplar". Como Dios Manda. Como siempre.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza