
Aunque algunas no lo entiendan y se malicien que lo de ver caer un meteorito es una triquiñuela para meterles mano. Son mal pensadas. Mucho. Porque tú tratas de comportarte como un chico tierno y ellas se ponen siempre en lo del sexo, que parecen que están obsesionadas con el chunda chunda. Son poco románticas. No te las puedes llevar a las últimas filas del cine porque no se creen que allí hay mejor acústica.
En el cine Capitol no hay acústica porque cuando rematen las obras es probable que no haya posibles para mantenerlo. Aunque en este dislate capitolino no hay angelitos tocando el arpa porque tan culpable es la derecha que cogió el dinero de Valcárcel y corrió a reconstruirlo, sin más, como la izquierda que rechazó hace años los dineros del 1% cultural del ministerio de Fomento
(que sí agarraron los del teatro Romea de Murcia y el Teatro Vico de Jumilla), por ese pueril sentimentalismo de que «cuando era pequeño comía pipas bajo la lámpara de araña y hay que dejarlo como estaba».
Y se negaron a recibir esos 800 millones de pesetas porque querían otro proyecto más de su gusto franquista martinejo de los años 50. Y en Madrid dijeron que tonterías las justas. Y pasó el tiempo, las golondrinas se fueron y cuando volvieron los teatros Vico de Jumilla y Romea de Murcia estaban abiertos merced a ese 1%. Y también están abiertos los teatros Victoria de Blanca y Cervantes de Abarán que llevan 13 años rehabilitados. Los ciezanos llevamos más de 25 sin cine Capitol por las fanfarronadas de unos y la nostalgia Carlos Gardel de otros.
Ahora ya da exactamente igual qué modelo de remodelación se haya hecho porque en ambos casos será muy caro su mantenimiento. A uno no le emocionaba el viejo cine porque era pretenciosamente cursi en un tiempo de hambre, dictadura y algarrobas, aunque «lo cursi abriga», según Gómez de la Serna. Hemos marraneado un convento franciscano del Siglo XVII para convertirlo en una biblioteca/palomar, sin luces, pero nos desvivimos por recuperar el gallinero de un cine franquista de hace 50 años, que sólo unos cuantos conocen tal y como era.
Somos así, de coherentes, porque el alcalde ha aplazado el pago de la deuda a Valcárcel en plan espléndido y rumboso, aunque se ha recatado con la Casica de Cáritas al tacañearle la subvención para reinsertar a niños necesitados. Ejemplar. Cuestión de prioridades. Y por eso uno está convencido de que los buenos cristianos semanasanteros renunciarían a parte de las subvenciones que reciben para las procesiones (menos flores y purpurina), con tal de darle de comer y reinsertar a unos niños desamparados. Es lo que haría Ese que llevan encima del anda, aunque ellos no lo sepan. Pero ha de ser antes de que caiga el meteorito sobre la tierra. O sobre el Capitol, ya puestos.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.