Antonio F. Marín: Traducciones

29 de septiembre de 2012

Traducciones

Las  profesoras estadounidenses Janna L. Kim y L. Monique   afirman en un estudio publicado en la revista Psychology of Women Quarterly, que leer revistas femeninas anima a las mujeres a ponerse simpáticas, es decir, cachondas. Chachi. Ya esto yo comprando el  Hola y repartiéndolo en la Esquina del Convento.

Las profesoras  dicen que con las revistas las mujeres consideran los encuentros sexuales «de manera mucho más positiva». No dicen  nada  de follar, echar un polvo, joder, mojar el churro, darle de comer al ganso, revolver la cacerola, hacer la Cosa Nostra,  chingar,  retroexcavar con la sinhueso, hacer cuchi cuchi,  echar un kiki, bañar al nene, pasar el plumero, remojar la brocha, hablar con el diputado, envainar el sable, pintar el templo,  meter el pajarito en la jaula, ir al entierro de tu mejor amigo, etc, etc,  que  entendemos todos los particulares, sino que insisten en que con las revistas las mujeres consideran los encuentros sexuales de manera «mucho más positiva». Pos fale.

Pero no se entiende. Por eso lo he traducido, no por otra cosa, que esta gente tan lista habla en una terminología que no se comprende, como no seas licenciao. De todas formas uno tiene algunos reparos sobre estas conclusiones porque no me imagino a ningún marido diciéndole a su mujer: «Cariño, ¿consideras positivo un encuentro sexual conmigo?... Yo no me veo, la verdad. Qué va. Porque en España tú te arrimas a una chica y le  preguntas  si considera positivo tener un encuentro sexual contigo y no llama a su novio, como sería lógico, sino al psiquiatra. Y si es soltera te interna directamente.  Creo. Tengo que consultarlo con mi preciosa nieta, a ver qué opina.


Las profesoras aseguran que las mujeres sometidas al estudio perdían  los matices negativos de la sexualidad y percibían el sexo «como una actividad mucho más recreacional». ¿Una actividad recreacional?... ¿Cómo jugar al futbolín?... No me imagino yo a ningún marido diciéndole a su churri: «Cariño, vamos a salir  al recreo  que tenemos programada una actividad recreacional». Qué raras que son estás catedráticas.  Qué trabajo les cuesta  decir que al leer las revistas «les entra   calentura en el chocho», que es lo que todos entendemos. Es que esta gente tan lista es tan ‘fisna’ que se pasa.  Que hay que traducirla, vamos.

Porque  luego añaden que las lectoras de Cosmopolitan, por ejemplo,  se muestran menos inclinadas a adoptar «un papel dócil y seductor en su relación con los hombres, y prefieren adoptar un papel más activo». Traducción:  que te saludan con las bragas en la mano. O que serán ellas las que se acercarán a ti y te dirán: «Vente pa’ mi cama, tío  bueno,   que me pones el chichi chorreando muslo abajo». Hay que ver lo que se aprende  con las traducciones y lo saludable que es saber latín.  Lo que no entiendo es por qué sabiendo yo traducir tan bien, me han expulsado de todos los institutos.

Pero pongámonos serios. ¿De dónde sacan a estas profesoras?: ¿De un curso de verano de un experto en programas electorales?,   ¿de un curso intensivo de relaciones humanas con al alcalde Tamayo?... Vaya usted a saber. Pero da  igual: Nos vemos en la Esquina del Convento.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi