Antonio F. Marín: Fingir

31 de marzo de 2013

Fingir

Un estudio realizado por sexólogos la Universidad de Kansas (publicado en Journal of Sex Research), ha llegado a la conclusión de que el 68% de las mujeres ha fingido alguna vez en la cama, lo normal, ya lo sabíamos, pero que el 33% de los hombres también lo hace. Así que 7 de cada 10 mujeres fingen y 3 de cada 10 hombres lo intentan. Y ninguno de ellos está metido en política, aunque parezca lo contrario.

En Cieza algunos sí se apalancan en la política y se retratan frente al nuevo paseo de don Antonio Salas, que se merece. Don Antonio, claro, no los pájaros que han posado campanudos junto a lo único que han hecho en varios años, aparte de cobrar y pintar los pasos de cebra para que se luzcan los santos.

Se finge en política, ya digo, pero mucho más en la cama porque tengo una ex-amiga que fingía tan bien, tan bien, que nos tenía engañados a todos, incluido su novio. Y por eso uno comprende a Kevin Nadal; un artista norteamericano que harto de buscar medias naranjas, se casó en Nueva York consigo mismo delante de 125 personas.


Y uno se solidariza con él, ya digo, porque yo me he casado conmigo mismo desde que me dejó una novia que me preguntaba mucho en qué pensaba. Las mujeres es que te preguntan mucho en qué piensas, mayormente, cuando estás pensado en el culo de su amiga más íntima. Parecen adivinas. No te preguntan en qué piensas cuando estás comiendo con sus padres, por ejemplo, sino precisamente cuando estás pensando en el culo de su mejor amiga. Son malas y retorcidas.

Así que tuve que casarme conmigo mismo, qué remedio, pero como empecé a preguntarme ¿en qué piensas?, me divorcie de mí mismo para unirme a otra novia que también se había divorciado de ella misma. Je t’aime, me decía ella que era muy fina y había estudiado en el Liceo Frances. Je t’aimo, le decía yo, que había intentado estudiarlo con don Serafín en el colegio Isabel la Católica. Pero al poco tiempo lo dejamos porque ella recordaba que yo había estado casado conmigo mismo y tenía celos de mí mismo. A las mujeres es que es muy difícil entenderlas, sabe usted. Son muy complicadas.

Y pasó el tiempo, pero me di cuenta de que fingía conmigo mismo y me divorcié de mí mismo porque también estaba harto de echarme en cara que dejaba subida la tapa del váter. Y además había encontrado una chica que nunca se había casado con ella misma, según me dijo. Eres gilipollas o qué, me contestó ella cuando se lo pregunté. No, cariño, es que hay tipos que nos casamos con nosotros mismos. Pues yo no me voy a casar nunca contigo mismo. Pues vale, porque yo tampoco me voy a casar nunca contigo misma, que lo sepas.

Y nos separamos porque ella se hizo novia de un político que pasó por allí y que se conoce que tampoco se casaba consigo mismo porque se casó con ella, que también era política. No sabemos si fingían consigo mismos, entre ellos o en el mitin, pero es seguro que fingían. Y que se ‘arretrataban’.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi