Antonio F. Marín: WhatsApp

9 de marzo de 2013

WhatsApp

Más del 70% de los usuarios de ‘smartphones’ confiesa «no poder vivir» sin su móvil». No sabemos cuántos de ellos no pueden vivir sin su «WhatsApp», pero no parece que sea de mucho señorío que la chica esté ‘whatsappeando’ mientras te lo haces con ella en la cama. Es una falta de educación. Aunque esté hablando con su novio. Podrían esperar un poquito por respeto, educación y buenas maneras.

Buena crianza, vamos, que yo no sé adónde vamos a ir a parar. Esto es un sindiós, el acabose, porque en Venezuela se muere oficialmente Chávez y por aquí aunque pasamos hambre, no reímos una jartá con los flirteos cortesanos del Rey con la tal Corinna zu Sayn; su «entrañable amiga», que no es más que una gárgola rampante que nos confirma que los reyes también son capullos, ordinarios, pues eso de tener «la otra» es una chabacana afición muy reprobable y no precisamente por razones técnicas de índole moral, sino más bien por pura cuestión estética pues engañar a una mujer con otra es de perullos nuevos ricos que cuando recogen la chequera de su nueva empresa de encofrado, cacarean su poderío agenciándose el Mercedes, el peluco de oro y la querida. Que no falte.


Y no se estila, vaya, por los mismos fundamentos por los que un marino en activo jamás lleva paraguas: por elegancia y distinción. Es jodido tener un rey borbón, pero más jodido es tener un rey hortera con «amigas entrañables» (1. adj. Íntimo, muy afectuoso.) Otro papanatas que ha visto «Los puentes de Madison».

Y más jodido es que Suiza persista en pedir la extradición de Hervé Falciani; el delator de evasores fiscales que España retiene, afortunadamente, porque está haciendo públicos y lijando la pana a todos los canallas que guardan sus aperos contables en las cuentas opacas de este país helvético que se jacta de ser neutral (en las guerras), pero recoge el lucro de todos los «señores» de la guerra que tabican el cardenillo en las cuentas cuché de este país helvético del que Emily Dickinson decía que viven «tan tranquilos, tan fríos» parapetados tras las «cortinas de los Alpes».

Y nosotros, que ya no vivimos como suizos sino como indígenas del Sur de los Pirineos, miramos más lejos y vemos a estos tartufos regodearse con el chocolate, el reloj de cuco y la fortuna desollada en los países pobres mientras se las dan de pacifistas pusilánimes cuya neutralidad es erizada agresión porque acoge los capitales que huyen de los países menesterosos, empobreciéndolos aún más, mientras ellos practican un pacifismo pendenciero de secreto bancario que vive como las garrapatas, y los suizos, chupando la sangre de los indefensos.

Por eso el gobierno de Rajoy debe hacer caso omiso del gobierno suizo e impedir la extradición de Falciani a este país, aunque perjudique sus negocios, su legendario secreto bancario al revelar las cuentas de los defraudadores. Allá ellos. Porque aquí no tenemos razones para cuidar los negocios ajenos pues no vivimos como suizos y somos más del aceite de oliva y la querida borbónica, digo, la «amiga entrañable». Que se consuelen con el móvil y el WhatsApp, aunque hablen con su novio. Por aquí somos más tolerantes.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi