Más confianza que con los empresarios y sindicatos que se oponen a que la ley de Transparencia revele sus cuentas y en qué gastan nuestro dinero. Han metido a la Iglesia y la Corona, pero quieren quedarse fuera. Son unos listos; unos avispados marrulleros como el diputado del partido comunista Chino, Wang Long, que acaba de comprar a los americanos la empresa española de embutidos Campofrió. El comunista ha comprado a los capitalistas una empresa privada para obtener plusvalías explotando a los trabajadores capitalistas para invertir los beneficios en la sociedad comunista, no sé si me explico o es que me he hecho con la picha un lío de LSD. O de oxiaxion.
Tampoco le dan a los ‘tripis’ los empresarios, eso creíamos, porque han bajado los salarios y han subido los precios de sus productos por lo que su ganancia es doble, según ha denunciado el Banco Central Europeo que parece que tenía noticias de la picaresca española del bribón que engaña al rico, por hambre, pero desconocía la picaresca del ruin que embauca al pobre por avaricia.
La golfería española exportada a Venezuela donde los revolucionarios cubano/bolivarianos han llegado a imponer la cartilla de racionamiento para los productos básicos dada su escasez, como en plena autarquía franquista, cuando el país posee los mayores yacimientos de petróleo, tras Arabia Saudí, y es el sexto exportador mundial (principalmente a Estados Unidos y China). Es un país rico con recursos naturales, pero la revolución no consigue facilitar ni el papel higiénico.
Ya han retirado la cartillica que se impuso para evitar una supuesta conspiración judeo-masónica de los acaparadores que saboteaban el abastecimiento. Eso dijeron, pero siempre que se acapara es porque hay miedo a la escasez, y la hay porque el Estado regula los precios y se pierde dinero al producir. Y nadie fabrica. Y entonces vuelve la leche en polvo y el queso americano, como en Andalucía, donde tras 30 años de gobierno socialista han conseguido emular a Franco repartiendo leche por las escuelas, mientras se glorían de ser una sociedad justa que mira al futuro, erre que erre, y Ere tras Ere (1.712 millones).
¿Cómo será la sociedad del futuro?, se pregunta Eduardo Punset. No se sabe. Nadie lo sabe, porque Internet sólo tiene unos pocos años, ha transformado la sociedad y nadie supo predecirlo. Ni Julio Verne ni Stanley Kubrik en su genial ‘2001, una odisea en el espacio’; pero todo indica que en el futuro los hombres tendremos que acostumbrarnos a hacerle el amor a la churry mientras ella ‘guatsapea’. Si nos dejan.
Como fumarte el oxiaxion, a lo menos, por lo que mejor te lo montas con las MILF maduritas que no ‘guatsapean’, tienen experiencia y hasta te ponen el condón con la boca. Por eso al 72% le gustan las suegras. Y las hijas también, sí. Ya lo he dicho. Qué pesadas sois.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.
