Antonio F. Marín: Enamorarse

14 de julio de 2013

Enamorarse

Los hombres necesitan 8, 2 segundos para enamorarse, según los expertos, pero es que algunos son muy gandules. A un servidor le basta un segundo. Y sobra, pero ellos insisten en que si miras más de 8 segundos a los ojos de una chica estás enamorado, pero no especifican qué ocurre cuando le miras el culo media hora porque eso también es amor. Un amor leal y fiel que no la abandona.

Tan constante como la bellaquería de los independentistas que ya planean un ejército catalán integrado en la OTAN. Hágase usted una revolución de minué izquierdo-independentista para acabar aliados con EE.UU. Mientras en España se bracea para salir de la crisis los burguesitos piden la independencia y 9.703 millones al ominoso Estado español (FLA) cuando el año pasado se llevaron 5.400 y se lo gastaron en 43 embajadas, la televisión autonomica (1.400 millones) o en promocionar la lengua.

Uno no tiene problemas con la lengua porque en la cama no suelo hablar, excepto para advertirle a ella que no finja tan fuerte porque nos pueden oír los vecinos. Y si alguna se empeña en hacerlo dispone del lenguaje universal al uso: «Oh, my Good; oh my Good»... No hay que saber latín para echar un polvo.


O para ser un camastrón como el comunista de IU y vicepresidente andaluz, Diego Valderas, que se compró su segundo piso en la subasta bancaria de la vivienda de un desahuciado. El subastero campeador antidesucios lo hizo años después, es cierto, cuando el precio había bajado 3 millones. Los comunistas dicen que es legal comprar a los bancos los pisos desahuciados (siempre que no seas de derechas). Legal pero repugnante.

Como el chorizo Bárcenas que vuelve a acusar a Rajoy, en un periódico, de todo lo que ha negado ante el juez. El País dice que ha sido un chantaje al Estado, pero si ha sido así Rajoy no ha cedido porque el fulano está en la cárcel y con los 48 millones de Suiza bloqueados. Pero volvemos a Agamenon: hay que ver si es verdad lo que dice el porquero, pues es muy grave.

Cuestión de camastrones, como Putín, que defiende la libertad de expresión del espía norteamericano (Snowden), mientras mantiene en la cárcel a las chicas del grupo rock Pussy Riot por «profanar objetos de culto». Es de muy mala crianza reirse de la fe de los demás, pero nadie debe ir a la cárcel por ello. Ni imponer su credo como ha hecho en Turquía el gobierno islamista derrocado por los militares en una asonada, cuartelera, porque un golpe de Estado lo es tanto si lo da Agamenon o su porquero. Sigue siendo ilegal.

«El amor se expone, no se impone», que nos explicaba el venerable cura Salas. Y es cierto, pero las creencias son un sentimiento ajeno al interés turístico que hay que procurar no herir, en balde. Y autocensurarse tal y como haces cuando a tu mujer le ocultas que con ese traje se le nota más la celulitis. Te callas y te autosencuras. Para que no se desenamore de ti en segundos.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi