Antonio F. Marín: ¿Sois trece?...

5 de octubre de 2014

¿Sois trece?...

Una chica reconoce en una entrevista que ahora sí se pone el casco de la moto porque ya no es una niña y no le preocupa que los chicos no le vean la cara. Antes no lo hacía porque le gustaba que la miraran, to’ guapa, con su pelo flameado por el viento como en un anuncio de champú.

Muy sensata, pero no hay de qué, plis, porque los tíos no solemos mirar el pelo sino la belleza interior pues sabemos que es igual a la masa por la aceleración. Y la belleza interior con casco pone mucho. Y también la exterior aunque sea decadente y esnob.

En la genial peli ‘La gran belleza’, de Paolo Sorrentino, se ve una satírica escena en la que el protagonista confiesa que a partir de su 65 años no piensa hacer nada que no quiera hacer. Y se va de la cama de la pelmaza que quiere enseñarle sus fotos, después del cuchi cuchi. «A mi edad que la mujer sea hermosa no es importante», concluye el protagonista. A la mía tampoco. Yo me dije lo mismo, bastante antes, pero no me suelo hacer mucho caso. Aunque tras ver por tercera vez esta obra maestra he hecho propósito de enmienda.

Así que no hago ni haré jamás nada que no quiera hacer, me cambiaré de acera cuando sea preciso y no me callaré opinión alguna para caerle bien a todos. Como he leído en la recopilación del habla popular ciezana de la revista El Bartolo (Club Atalaya), «¿sois trece?... pues agarrádmela a ver si me crece».

No tiene la elegante mordaz sutileza de ‘La gran belleza’ que retrata magistralmente la intectualidad cursiprogre esnob, tipo Javier Marías, que adora todo lo que no entiende. Una sátira cruel de esa burguesía y clase media pequeño burguesa que en España anda enrabietada porque han perdido sus pluses y paga extra franquista, pese a que la mitad del dinero de los presupuestos de 2015 se gasta en pensiones, paro y pagar la deuda. Una marea peligrosísima porque todos los fascismos, ya sean de izquierdas o derechas, se han cimentado en las clases medias encabritadas. Y ahora lo están, y mucho, porque les han quitado los pluses para acupuntura (Ayuntamiento de Pamplona) o el plus para tapones para la piscina (Ayuntamiento de Málaga).

Uno es fetichista confeso y podría comprender el plus por acudir a trabajar con medias en el Ayuntamiento de Málaga, pero sólo si son de rejilla o con costura y talón cubano. Pero los han quitado, supongo, y cuando la clase media se encocora nos viene el fascismo que pone orden en los pluses y la porra en la autoridad que los protege.

Un orden muy del gusto de esa burguesía que se revoluciona y guillotina a reyes mientras impide el voto a la mujer francesa, pide la independencia de su corrala catalana (pese a la oposición del Constitucional) o llama al primo de Zumosol que promete pluses de 6.000 euros para todos, incluidos los que salten por Ceuta y Melilla. Dabuten. ¿Alguien da más?... Yo me pido un vale por «seis porvos con la Lola». Sin pluses. Y sin casco.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi