Antonio F. Marín: Una eternidad en segundos (61)

18 de septiembre de 2015

Una eternidad en segundos (61)

El silencio aturde. Pita. Lo oigo. No sé si me estoy volviendo loco o es que ya lo estoy, pero oigo el silencio. Son las 06.34 de la mañana. O de la madrugada, no sé. No ha amanecido todavía y ya noto el día que se me pega. El día se pega y no puedes quitártelo ni con una ducha. Ni perfumarlo. Es el día a día, cotidiano, que para mí es maravilloso porque lo despierto a él. A veces sueño con que vivo con una mujer que me ama, de verdad,  y que me levanto todos los días para escribir a las seis de la mañana.

Es un sueño, una fantasía, pero mejor no contarla por si alguien algún día la jode y enmarrana. En eso tengo mala suerte. Mis fantasías más inocentes me las encharcan y sin embargo las fuertes nadie las toca. No llegan ni aunque se pongan de puntillas.

Pero tengo la fantasía, decía, de levantarme como todos los días a las seis de la mañana y ver dormir  a mi chica, a mi mujer (estoy casado que conste y por la Iglesia, con damas de honor, etc),  con su carita pegada a la almohada y su pelo moreno enredado sobre sus hombros. Y me acerco len-ta-men-te y le doy

un beso como de suspiro, para no despertarla. Un beso de suspiro para decirle que la amo.  Y me vengo al estudio a escribir y cuando es la hora, la despierto...(el estudio está en la habitación de al lado de la cama de matrimonio,  con dos mesillas, que conste), 

Aquí hay variaciones: está la ligth y la fuerte. La ligth es que la despierto con besitos por todo el cuerpo y le doy los buenos días. Y mientras ella  bosteza voy a la cocina, le preparo el desayuno y se lo llevo a la cama. Nota:  Sé que esto es lo que sueñan todos de novios y cuando se casan de  la rutina  lo olvidan. Pero en mi caso soy virgen y me tomo el matrimonio   como si fuera una primera cita. No puedo decir el nombre de ella pero ella sabe que es ella. 

Y luego nos duchamos juntos, la enjabono y la seco para llevarla en brazos a la cama y vestirla. A mi niña, sí. Vestirla de arriba abajo, con delicadeza, calma y sosiego. Como si fuera la primera cita. La visto y le ayudo a prepararlo todo. Otra nota: Sé que esta fantasía es muy común entre los novios y que luego se olvida pero, insisto, yo soy virgen, tengo ya una edad y sé lo que me juego.

Porque sé que me queda poco de disfrutar de ella, pocos segundos y en este caso cada segundo es una eternidad. Así que saborearía cada segundo como si fuera eterno, como si ya no me quedaran más monedas de segundo y tuviera que jugármelo todo a una carta: a amarla como si fuera el último día antes de partir para la guerra.

Hoy estoy bonachón porque incluso procuraría que  sus amigas fueran sus damas de honor como en las películas americanas. Querría darle la boda que se merece, la que no ha tenido, la boda que toda mujer sueña (sí, todas, aunque no lo reconozcan), porque es justo que la tenga. Es una mujer que ha sufrido mucho, que ha trabajado una barbaridad, que ha luchado por su familia contra viento y marea y aunque tenga miedo, por motivos justificados. Es una echá p'alante como a mi me gustan.

Una mujer valiente que no se amedranta. Y se merece una boda clásica, de película, de las de toda la vida. Y de blanco puro y virginal porque tengo para mí que es virgen en el amor y que jamás se ha enamorado de verdad. Como yo. Y que quizás, como yo, se ha encaprichado y ha tenido novios pero que no ha amado nunca,  como yo tampoco he amado antes de conocerla. Ahora sé lo que es el amor, de verdad, y no se parece en nada al que creía  Nos merecemos ser felices, cCsarnos con toda las de la ley e irnos de viaja a Roma. Viaje de novios si. Viaje de novios, aunque yo tenga que llevar las maletas. A Roma porque me han dicho que a ella le gusta.

Y subirla en brazos al piso. Y que ella no vea la casa hasta el día de la boda, aunque creo que esto es más difícil. Y no hacerlo hasta la noche de bodas o el día siguiente (el cansancio se nota). Pero sí. Uno que ha sido un crápula perverso de los 20 a los 30, más o menos, ahora sueña con no hacerlo con la mujer que ama hasta la noche de bodas. Y me importa un carajo lo que los demás digan.

O hacerlo  al día siguiente. Sé que es cursi y antiguo pero me da igual. Así le demostraría que sé valorar  el premio que ella supone y que no hay prisa por conseguirlo. Cuando todos los tíos han ido a joderla (a follarla), no existe mejor prueba de amor que esa. Aunque el amor no necesita pruebas porque sale de ti mismo. Respetarla como una Diosa, que lo es, o como una señora, que también lo es, aunque algunos sólo han visto una jaquetona tía buena, un  agujero para follarla. Yo llevo ya tres años y todavía no he conseguido tomar café con ella, así que quizás tenga que esperar a la residencia de ancianos para cogerla de la mano. No importa. Ella lo merece.

Uno, que es cursi. Y a mucha honra,  porque amar siempre es cursi, pero no amar, ni confesarlo, es de gilipollas. De hipster y esnob que no saben vivir la vida y están junto al precipicio mirando qué se lleva o no, para sentirse seguros y no caer al vacío y hacer el ridículo,  que siempre hacen. Cuando te agarras a una idea, una ideología o un estereotipo social es porque te sientes inseguro y sabes que al amparo de todo eso, tienes un portero de discoteca, cachas, que vigila que no te equivoques. Sólo se trata de eso. Miedo al ridículo.

Cuando estás seguro de ti  mismo amas a tumba abierta, sin frenos y sin cuerda de seguridad porque sabes que lo peor que te puede pasar es que no te correspondan y entonces comprendes que te has equivocado, que eres humano y que, como tal, has errado. Y no pasa nada. Nadie es perfecto, que decían en la famosa peli, aunque algunos lo pretendan. Me da igual ser cursi. He escrito poesías cursis a una chica y me he sentido orgulloso  al publicarlas. He sido feliz. Y eso es todo.

Y volvería a escribirlas si ella me hiciera sólo un gesto. Pero no lo hace. He tenido que recurrir a un nigromante, a un echador de cartas,   con la esperanza de que ella haya ido por allí y él la conozca y sepa sus sentimientos. Sebastiano (no le gusta que lo llamen por lo otro, según me dijo), es un gay con un par de cojones que en el franquismo se río de Franco, de la dictadiura y de sus modales de nuevos ricos.

Sebastián hizo lo que le salió de los cojones cuando nadie se atrevía a respirar y todos estaban acojonados por el cabo Piri o Piriz, que no recuerdo bien. Él y Juanazos de los perros, son esos otros personaje entrañables que no retratan los de la floración y toda esa pesca; ciudadanos   que  hicieron lo que querían mientras otros luchaban por la libertad en el office de su casa.  Yo he estado durmiendo 20 años en esa  habitación y sé lo que me digo. Sebastian,  la sebastiana, es  un héroe de mi infancia al que respeto y admiro porque tuvo lo que no tenían otros que lucharon contra el franquismo,  de boquilla. Y además no se enfadaba cuando en carnaval le querías bajar lasbragas.

No creo en las cartas del tarot, es pura casualidad, pero si creo que ella puede haber ido por allí, que el  'mago' la conoce y me aconseje qué hacer, sin cartas ni nada. Si la conoce sabe lo que ella quiere y lo que tengo que hacer. Aunque no sea por la magia, sino por el sentido común. Estoy dispuesto a todo con tal de estar con ella, con la única condición de que no me desprecie ni humille. He tenido que aguantar a tíos que me han dicho que soy masoquista.

"Eres masoquista, tío, porque si ella te dice que no para que insistes, déjala ya en paz", me ha llegado a increpar gente en la calle a la que no conocía. Y es lo que más duele. Porque si la conoces, pues vale, venga, es un amigo; pero que te lo diga gente que no la conoces es grave. Le dije al muchacho  que ella no me había dicho nunca que no a la cara y que no era masoquista porque cuando llegas a cierta edad comprendes que hay cosas por las que merece la pena luchar. Y ella era una de ellas. No sé si lo entendió, que yo creo que no; pero la imagen de masoca supongo que la llevo clavada. Y no lo soy. Todo lo contrario, pero... la llevas.

Como la de borracho, cuando no lo soy. Me dejo el tabaco, el alcohol y otras especias cuando me da la gana. Me tiro años sin saber de ellas, vuelvo, me recreo y salgo pitando. Pero con ella lo hice para darle a entender que si quería que no bebiera me tenía que aceptar como novio. No puede ser que no quieras a un tío, que lo rechaces y que encima le prohíbas que beba o que vaya con otras. Si me aceptas lo dejo todo, TODO, por tu amor.

Todo absolutamente TODO y me convierto en tu más fiel esclavo;  pero sólo si me amas porque si no, sí que es masoquismo. Con amor me entrego completamente, pero sin amor...nada. Hoy decidirán las cartas. Me hubiera gustado que fuera de otra forma, pero a partir de hoy me juego el futuro si una carta sale antes que otra. Creo que no. Que las cartas no tienen nada que ver y que Sebastián es sólo un emisario; la celestina que nos va a permitir acercarnos. Lo tendremos que invitar a la boda. Como dama de honor, claro. Buenos días y buenas noches.

PD.- Aunque es obvio que no hay que explicar lo obvio, lo vuelvo a explicar a petición de ciertas personas: todo esto es fruto de mi imaginación y forma parte de un libro que estoy escribiendo en directo. De nada.

PD.- Mi hermanica me dijo ayer  que soy masoquista  por insistir en un amor imposible que me desprecia y me humilla.  No soy masoca y  ni yo soy consciente de lo que me ocurre.  Pero en fin... Todos los indicios apuntan a que me  enamorado como un chiquillo, solo eso,  y estoy pagando las consecuencias del primer amor, primer dolor. Lo siento. Pero en el peor de los casos siempre se olvida. Y he superado en la vida problemas de verdad que son los que te hacen hombre. O mujer.  Lo siento pero no soy masoquista. ya quisiera yo, ya... Sólo que, a mi edad, me he enamorado por primera vez y he descubierto el amor, de verdad, que no es vengativo, ni rencoroso; sino que comprende, se pone en su lugar y perdona.  En cualquier caso pido perdón por amar de verdad. A partir de ahora no hablo con nadie de sentimientos. Me los guardo protegidos de las inclemencias.


Cieza, La muerte pisa mi sombra (Diario de un serviola) 18 de septiembre de 2015

Mobusi