Y es que las modas son lo que son, porque hace ya muchos años se puso de moda en Los Ángeles llevar los puños de las camisas abiertos, sin abotonar (se vio sobre todo en la serie The L Word) y el otro día vi a ese dechado de elegancia que es Antonio David Flores con los puños abiertos. Una de tres: O el muchacho llega tarde a las modas, cuando los que las han originado ya están de vuelta de ellas o es que seguimos siendo una paletos que vamos a remolque de lo que marcan otros, mayormente los extranjeros. A remolque y tarde, claro. Porque parece que algunos no saben lo que es tener personalidad o criterio para elegir por ti mismo sin consultar con las revistas de moda, que es precisamente lo que define la elegancia: saber qué te has de poner en cada momento independientemente de que se estile o no se estile. Según tu criterio, claro. Si lo tienes y no necesitas de las muletas de las revistas para saber que se lleva o no se lleva, que te pones o no te pones, que te compras o que te compran. Para que sea tú, si eres algo y no lo que los demás quieren que seas. Para que tengas personalidad, vamos.
Pos después.- He visto en El País un anuncio de Prada en el que se ve a un tipo con traje de chaqueta, pantalón “de vestir” y unas feas zapatillas de deportes marrones. Horroroso. Es la negación de le elegancia, pero allá ellos.