Antonio F. Marín: Decíamos ayer...

30 de mayo de 2005

Decíamos ayer...

Que los franceses, holandeses o ingleses podrían votar no en el referéndum europeo y que por eso no iban dejar de ser europeos. Y los franceses han votado no y siguen siendo europeos, la tierra se no ha parado, la eclíptica no ha variado, los cascos polares no se han derretido y las mujeres siguen dándole a un servidor calabazas. Es decir, que todo sigue igual y no han ocurrido todas esas malaventuras que nos profetizaron si votábamos no. Si una ley no se aprueba se redacta otra. Es lo que suele ocurrir en una democracia, porque son las dictaduras las que obligan a votar de oídas porque lo ordena el conducator como se hizo en España que se votó sin debate y sin saber lo que se votaba. Lo recomendaban Los del Río que decían que no hacía falta leer el texto. Los franceses lo han leído y han dicho no, pese a que se les concedió la gracia de rebajarles el IVA para animarlos a votar sí. Nosotros les dimos el sí gratis. Somos así de fáciles. Una miaja putas. Y más europeos que naide, como el paleto nuevo rico que llega al bar y da palmadas para llamar al camarero y que se note que
es más que nadie. Nosotros dimos palmadas con las papeletas para llamar la atención y demostrar que a europeos no nos gana nadie. Pa’ chulo yo. Los primeros. Ellos exigieron contraprestaciones a cambio de decir sí y han dicho no. Los españoles no sólo que no exigimos nada por votar sí, sino que además vamos a perder los fondos que nos correspondían como país más atrasado de los grandes. Como los paletos que van a la capital y son más capitalinos que nadie, más listos que nadie y con los pantalones más acampanados que nadie cuando en la capital ya nadie los lleva. Pero en perullo, porque después de todo Rodríguez Zapatero es un provinciano de León que se ha sacado la carrera de Derecho fotocopiando apuntes y que se expresa como un vendedor de coches usados. Es la insulsa banalidad del poder.

Mobusi