Antonio F. Marín: La guerra da sus frutos

8 de mayo de 2005

La guerra da sus frutos

Dicen que una de las concesiones que el presidente Zapatero va a hacer a los nacionalistas a cambio de la retirada del plan independentista y la aprobación de otro plan sucedáneo pero de titularidad socialista, es la cesión del edificio que ocupa la sede del Instituto Cervantes en París que fue propiedad del PNV antes de la guerra. Otra nuez más. A cambio de la paz. Siguen recogiendo nueces aunque ETA esté prácticamente derrotada. Por lo visto la nueva teoría política que vamos a proponer a la ONU es que es menester que haya guerra para lograr la paz. Que para conseguir lo que quieres tiene que haber guerra porque una vez que está extendida todos quieren la paz y hacen lo posible y lo imposible por conseguirla negociando, acercando presos y concediendo dádivas. Mensaje al mundo: Tiene que haber guerra para que haya paz. Y entonces a los catalanes se les da todo lo que piden “para encontrar espacios de paz y diálogo” (los cursis dicen mucho ahora eso de “espacios”). A los vascos se le dan todo lo que quieren para encontrar “espacios de diálogo y paz”. Y a los murcianos, por ejemplo, se nos quita el agua del trasvase y se nos niega la llegada del AVE que una vez más
se detiene en Alicante como ya pasó con la autovía del Mediterráneo, porque por aquí no hay guerra y por consiguiente no hay que buscar “espacios para la paz” como en otras regiones que como saben hacer mejor la guerra consiguen mejores nueces por la paz. Es de libro, digo de nueces. Has de crear la guerra para que los demás quieran sentarse contigo a buscar “espacios para la paz” y te den las nueces que les dan a otros. Bien. El presidente socialista es muy libre de hacerlo. Es el Gobierno legítimo de este país y puede decidir dónde invertir, y dónde no hacerlo, si así se lo exigen los que lo apoyan para seguir aferrado al poder. Porque es legítimo que lo haga como también lo es que se lleve a su pueblo las sedes de INTECO (Instituto de Tecnologías de las Telecomunicaciones) y la del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas). Es muy libre. Está en su derecho. Nada que objetar. Pero yo también soy libre y estoy en mi derecho de votar a todos los partidos políticos menos al PSOE. Lo siento, otra vez será. Nos vemos en las elecciones del 97 (municipales y autonómicas) y luego en las generales del 98, porque no vuelvo a votar al PSOE hasta que no vea con mis ojos cómo entra la máquina del AVE en la estación de Murcia “El Carmen”. Dicho queda. Es solo un voto, lo sé, pero no puedo hacer otra cosa. Es mi rabieta democrática. Nos vemos en las elecciones.

Mobusi