Antonio F. Marín: Religión de opereta

19 de junio de 2005

Religión de opereta

El obispo de Sevilla, monseñor Amigo, no acudió a la manifestación del sábado en Madrid porque a las únicas manifestaciones a las que acude son las de las procesiones de Semana Santa, según dicen que ha dicho, en plan irónico, este obispo que trae pinta y planta de abuelito Ingalls de la Casa de la Pradera. Pero lo de la réplica irónica lo dicen los cursiprogres que lo han tomado por el tonto útil, digo, por el obispo “necesario” pues estos lechuguinos pretenden decidir quién debe de ser el partido que gobierna, cómo debe de ser el partido de la “oposición necesaria” y cómo deben de ser los obispos útiles. Cuando quieren presentar a la Iglesia dividida llaman a Miret Magdalena, a Juan José Tamayo y al obispo Amigo (los tontos útiles homologados) con arreglo a ese viejo truco manipulador (usado también con asociaciones, partidos y sindicatos), de acudir a buscar la declaración de los minoritarios para dar una imagen de división. Es como esos malos periodistas deportivos que entrevistan al futbolista que no juega para conseguir una crítica al entrenador y unos
“buenos” titulares. Pero me parece muy bien que el obispo no haya ido a la manifestación, yo tampoco fui, aunque eso, señor obispo, de que las únicas manifestaciones a las que va son las de Semana Santa lo retrata a usted como un obispo de cirio, saeta y romería festivalera con mucho botafumeiro y cuchipanda. Virgen y relicario, manola, cirio y chocolate con churros tras la procesión que mañana sacamos al Cristo del Rescate previo aperitivo con cervezas, gambas y cigalas para que el cuerpo aguante el trono entre el “fervor popular”, que dicen en algunos periódicos. Es decir, la religión de cuchufleta, charanga, trompeta y comparsa. El empastre de relicarios y saetas repujados en oro con capuz, flores, incienso, manola y peineta declarado de “interés turístico” como las fallas. Sólo les falta el bombero torero con capuz a hombros de la duquesa de Alba, pero todo se andará, señor obispo, porque precisamente usted representa todo lo que no es el catolicismo: la religión de opereta, hisopo y cuchufleta. Deje el palacio episcopal en el que habita, métase en su habitación y rece, según recomendaba Jesucristo, ¿se acuerda?, aquel pobre diablo al que crucificaron por luchar contra esas manifestaciones hipócritas de peana, trono y peineta a las que usted si que acude.

Mobusi