Antonio F. Marín: Soy un psicópata

26 de junio de 2005

Soy un psicópata


Si la homosexualidad es una enfermedad, como ha dicho en el Parlamentito el inefable “catedrático” de psicopatología de la Universidad de Madrid, yo soy un psicópata enfermo fetichista porque a mí eso de los homosexuales me parece un inocente juego de niños. Es también “sexo vainilla”, pero entre iguales. Antes se decía que pan con pan es comida de tontos, pero allá cada cual con sus gustos. He conocido gente que se comía la gachamiga con pan. Pero si ellos son enfermos, decía, un servidor es un psicópata peligroso porque uno escribe de cosas que van más allá de la inocente
homosexualidad que, dicho sea de paso, es aburrida, vainilla y reglamentaria. Seguro que también follan los sábados sabadete, desayunan mientras leen el periódico, se dicen “cariño” antes de darse las buena noches y organizan barbacoas en el jardín del adosado. Qué horror. Uno anda por otros andurriales menos concurridos leyendo “La venus de las pieles” de Sacher-Masoch, “Beacul” de S.G Clozen, “La imagen” de Jean de Berg, “A los pies de Omphalos” de Henri Raynal, “Señorita tacones altos” (autor anónimo), “Nina la dominadora” de Titian Beresford, “Las domadoras de hombres” (autora anónima), “La iniciación de Vivant Lanon” de Marc Cholodenko, los correos que me envía Paula desde Argentina (la foto de arriba es para ti) o los “Versos de perra negra” de Pura Salceda entre otros muchos de mi estimadísima colección (he recibo tu libro Pura, muchas gracias). Así que lo llevamos claro. Vuelvo al psiquiátrico, porque a mí eso de la homosexualidad me parece como jugar al cuartete, las prendas o saltar a la comba. O sea, una mariconada. La imaginación al poder, se decía antes, aunque ahora parece que volvemos a las zapatillas, la tele, el apartamento en la playa y el polvo de reglamento del fin de semana.

Mobusi