En Guadalajara han muerto 11 personas en un incendio que parece que se ha propagado por la incuria de los responsables de los medios de extinción, pues se ha sabido que los cortafuegos no estaban limpios, los equipos de refuerzo no llegaron a tiempo, tardaron 28 horas en alertar a los servios de emergencias del resto del país y no se movilizó al ejército hasta un día después. Entretanto, el presidente del Gobierno, Jimmy Zapatero Carter, asistía a la audición de la Flauta Mágica, la ópera de Mozart, y al día siguiente se iba a presidir la ejecutiva de su partido, mientras los vecinos afectados se enfrentaban y abucheaban a la vicepresidente del Gobierno, recriminándole la falta de ayuda y la incapacidad para cumplir con su deber. Un desastre del que es responsable el que prende el incendio, por supuesto, pero también el que cobra por resolver la situación con buen gobierno y no sabe hacerlo porque está escuchando ópera, o está maquinando su Alianza de Civilizaciones o anda
viendo la forma de enmendarle la plana a Jesucristo. Pero el diario El País, cómo no, dice que el Gobierno "ha actuado con diligencia". Chachi. Pues vale, aunque esa "diligencia" nunca máis, por favor, mayormente porque aquí no han muerto percebes como en el Prestige, sino 11 personas, y el bosque tardará cien años en recuperarse. Porque encima y para completar el esperpento, pasen y vean, el programa de Crónicas Marcianas tomó cartas en el asunto y se propuso debatir esa noche ? sobre la opinión que el Papa tenía de Harry Potter mientras todavía estaban de cuerpo presente las 11 víctimas. Quizás porque la tragedia afectaba a la gestión de sus amiguetes tanto a nivel nacional, regional y local (presidente del Gobierno, presidente de la Comunidad y alcalde) y todos ellos eran colegas socialistas de Javier Sardá. Y el asunto ni tocarlo. Sí hubiera gobernado el PP el señor Sardá nos habría ofrecido un monográfico completo de dos horas sobre la tragedia como ya hizo con un socavón del AVE a Zaragoza que no produjo, ni ha producido, ni un solo accidente y ni una sola víctima. Luego, los que le tienen miedo al personajillo, dicen que Sardá es un buen profesional, (como Luís María Ansón que compra así su derecho a ser considerado demócrata) y a mí al leerlo me entra la risa floja, porque este mediocre y sectario televisivo es de aquéllos que en la Transición gritaban "!cultura popular, cultura popular!" y cuando llegaron sus amiguetes al Gobierno efectivamente nos trajeron la cultura popular; es decir, Crónicas Marcianas y su festival de culos, horteradas y chabacanería tabernaria. Cultura popular, ya digo, de este multimillonario que dice que se ha ganado el respeto de su banco. Respeto al 1%, porque este es otro de los sociatas Sicav que pagan impuestos al 1% gracias a su compadre Zapatero. Nuevo rico y ordinario para dar y repartir. No se puede pedir más. Lo tiene todo. Un hortera completo, al que no le falta ni el yate y que cuando le ha salido la competencia seria ha huido como un cobarde.