Los terroristas suicidas del ataque a Londres son islamista nacidos en Inglaterra; ingleses que se han educado en la sociedad occidental con los potitos, el Internet y la videoconsola. Estos iluminados, casi niños, no han visto la pobreza ni en película y mueren por un Dios al que tampoco conocen, aunque crean que mueren por él. "Inteligente, educado, deportista, con Mercedes... Shehzad se suicidó el 7-J", dice una información de El Mundo. Y en Irak un extranjero mata a 24 niños iraquíes para luchar por ese "profundo mar de injusticias". Pero la culpa no es de ellos, sino de aquéllos que los enfervorizan y los mandan a morir mientras ellos, como buenos cobardes, se esconden para seguir fanatizando a los jóvenes desde sus púlpitos o almuecines, ya sean judíos, moros o cristianos. O editorialistas de algunos periódicos.
