El presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, ha anunciado que la primera gran reunión de un grupo de "alto nivel" para impulsar la Alianza de Civilizaciones se celebrará en Mallorca el próximo mes de noviembre. "Alto nivel" y "alto comisionado" porque tenemos a un presidente que le gustas las cosas "altas". Y por eso, después de corregir a Jesucristo, el muchacho se va resuelto a conseguir la paz entre las civilizaciones e insiste en su "hispanidad", pero a lo bestia, entre entes abstractos como las civilizaciones. Una alianza con la que todo el mundo está de acuerdo, claro, cómo no lo vas a estar. Es como si te preguntan si crees que debes ayudar a las ancianitas a cruzar la
calle. Pues hombre, ahora que me lo pregunta yo creo que sí, la verdad. Hasta el Papa apoya esa alianza. Lo que no explica el presidente es cómo unir entes abstractos como las civilizaciones, cómo va a sumar manzanas con peras y cómo se va a aliar amistosamente con gente que ahorca homosexuales, en vez de llevarlos al Tribunal Penal Internacional por atentar contra los derechos humanos. Considerando que la mayor parte de los países musulmanes son dictaduras feudales, convendría preguntarse si se va a aliar con dictaduras o si se va a hacer socio de dictadores. Y de paso que nos explique para qué hemos hecho una "revolución francesa" o qué opinan las mujeres socialistas de esa alianza con una sociedad que apedrea a las adúlteras. O cómo le va a explicar a los niños esta conchabanza con las dictaduras (ese apañico con las tiranías), en las clases de Educación para la Ciudadanía. Mal encaje tiene. Voy a hacer cola por comprar el libro escolar (de Santillana, por supuesto) para descojonarme de risa. Y es que se pilla antes a un demagogo que a un tonto, digo, que a un cojo, porque al oír al presidente se te viene de pronto a las mientes la película La Dolce Vita de Fellini en la que una periodista, genotipo Zapatero, le pregunta al personaje que interpreta Anita Ekberg si cree en la amistad de los pueblos. ¿Cree usted en la amistad entre los pueblos?, le preguntó la sagaz periodista. Y ella, claro, ni contestó a semejante majadería de la que incluso Fellini se descojonaba de risa. Más cine, señor presidente a ver si la realidad le entra con ejemplos, como a los críos. Más Fellini y menos alianzas de palomita, olivo y cartón piedra.