Tiempos estos de melones en los que la sabiduría popular nos advierte de que no se han de dar largas misas ni sermones. Seamos pues breves, porque he leído que el Gobierno intenta recuperar el consenso antiterrorista, aunque manteniendo el aislamiento del PP. Ya dijo ese dechado de virtud política, ese insigne político, ese hombre de Estado que se llama Pepiño Blanco, que el PP se encontraba en una “inmensa soledad política”. Puede. Aunque yo prefiero estar inmensamente solo que en compañía de Carold Rovira y Otegui. Porque si antes se decía que la política era “el arte de lo posible”, desde el 14M sabemos que la política es el arte de vender a tu madre con tal de seguir gobernando. Y Zapatero tiene mucho arte; un arte que no se pue’ aguantar. Otro breve más, porque he leído que las mujeres murcianas son las españolas más satisfechas con su vida sexual, según las encuestas. Y las más mentirosas. Añado yo. He leído que la Organización Mundial de la Salud apoya en Brasil la suspensión de la patente sobre el medicamento contra el SIDA porque "están en su derecho" para fabricarlo a
precios más bajos, según ha declarado el responsable del Departamento de VIH/SIDA. Y me alegro, porque es una medida encomiable que se debería haber tomado hace ya algunos años porque podríamos aceptar que las farmacéuticas ganen dinero entre los países ricos, pero no que lo hagan con los que no pueden pagar los fármacos. Estas medicinas no son un lujo para mantener la piel más tersa, sino para salvar la vida. He leído que a un saharaui le han caído veinte años de cárcel por manifestarse contra Marruecos, mientras el presidente del Gobierno español mira para otro lado y afirma que las relaciones entre los dos países son estupendas. Y he leído que la precariedad laboral se dispara y que la tercera parte de los contratos dura menos de un mes debido a las rotaciones y al fraude que se produce cuando los despiden en festivos para volver a contratarlos. Como suena. Y he leído que Israel va a comenzar a retirarse de Gaza, aunque sólo nos queda por saber quién es el que va a estropiciar esta retirada, quién la va a echar a perder: un fanático israelí o un fanático palestino.