Antonio F. Marín: Con la navaja en la liga

26 de septiembre de 2005

Con la navaja en la liga

“Con la mano en la cadera y la navajada en la liga, va vertiendo sal la maja.” Este es el texto que consta en las ligas que se venden en algunos pueblos de la Mancha y que uno valora mucho, al ser una prenda típicamente femenina que ya no se usa para desgracia de nos, los fetichistas de la lencería fina. Se están perdiendo las buenas costumbres. Espronceda se hace eco en “El diablo mundo” de la mujer amorosa con su hombre, esquiva con los otros y altanera y fiera con las demás mujeres que en la liga lleva la navaja y que está tan ancha de su gallardo amante “que hasta la tierra le parece estrecha”. Antiguamente se llamaba “manolas” a las mujeres bravas “de cuchillo en la liga”. En Argentina las tanguistas de “rompe y raja” alargaban la raja de la falda hasta la altura de la cadera para permitir mostrar la pierna e insinuar la ropa interior. Algunas de esas mujeres, según cuentan los cronistas, eran de “cuchillo a la liga” y usaban los cortes en la falda para mostrar el arma e imponer respeto. Aunque el respeto lo impone el muslazo al asomar por la raja, si se ve enfundado en medias de rejilla mejor que mejor. Un ‘upskirt’ vertical que también pone mucho al entrever los
muslazos. Yo vi una vez a una chica sentada en un coche con la raja en la falda y medias de rejilla, y todavía no he superado el “trauma” que supuso en mí, pobre tontuelo fetichista y enamorado inmediatamente de aquella chica que arrancó y se fue con el coche. Y que todavía estoy esperando. Es que el amor es muy sufrido, sabe usted, porque ellas consiguen que te enamores, que te prendes de ellas y entonces arrancan el coche y desaparecen de tu vida. Son volubles. Y malas. Yo ya no me enamoro más de ellas como antes no me den las llaves del coche. Estoy cansado de esperar a que vuelvan.

Mobusi