Antonio F. Marín: Aventar el odio

24 de octubre de 2005

Aventar el odio


Santiago Carrillo fue junto a Adolfo Suárez, Alfonso Guerra y Manual Fraga, uno de los artífices de la Transición y de que llevemos 30 años de convivencia pacífica. No sé si Carrillo se merece el doctorado “Honoris Causa” (lo tiene también Mario Conde), pero si sé que se merece el reconocimiento de todos. No sé si fue o no culpable del crimen de Paracuellos, pero goza de la presunción de inocencia como todos los demás ciudadanos, incluido Pinochet. Aunque el pifostio que se ha montado en la Universidad no tiene nada que ver con Carrillo, ni con Paracuellos, sino con un revival guerracivilista que ha comenzado hace muy poco tiempo. Muy poco. Porque uno todavía
recuerda cuando en tiempos del socialista Felipe González, Manuel Fraga presentaba libros de Santiago Carrillo y no sólo que no pasaba nada, sino que nos reíamos con los dos venerables ancianos. En paz y buena compaña. Algo ha pasado para que las cosas hayan llegado a este extremo y repasando la hemerotecas se puede advertir que, desde entonces, el rector de la Universidad Carlos III ha separado a los españoles entre “buenos y malos”, mientras que un señor que tiene que ser presidente de “todos” los españoles, y dar ejemplo, se ha autoproclamado como “rojo” sin venir a qué, porque se supone que los que no piensan como él serán entonces fachas o fascistas. Si los que tienen que dar ejemplo, no lo dan, aviados vamos.

Y además se ha pretendido aprobar estatutos por cojones porque si no, “vendrá la guerra civil” (entre comillas), se ha firmado un acuerdo en el que se le prohíbe al PSOE pactar con el PP en cualquier lugar de España y se ha acusado al líder de la oposición de ser como Blas Piñar (el esclarecido de Pepiño Blanco). Eso es lo que hay. Un locutor de radio, un periodista o un comentarista no tiene que dar ejemplo de nada y sólo ejerce su libertad de expresión que sólo han de censurar sus oyentes, como de hecho hacen cuando no lo oyen y cierran el programa ya sea en la radio de los obispos o en la del coño de la Bernarda. Lo contrario es fascismo, aunque los muy necios no lo sepan. Y si es cierto que injuria y calumnia, ahí están los juzgados para plantarle cara. Pero los que tienen que dar ejemplo son los que gobiernan el país y la Universidad y parece que ellos no lo hacen porque debe de haber algún interés en aventar el odio para demonizar al PP ( y a 10 millones de españoles) como apestado partido de ultraderecha y perpetuarse en el poder. Pero el “justiciero” que juega con fuego, se suele quemar y el que siembra vientos recoge tempestades, según dicen los viejos del lugar.

Mobusi