Antonio F. Marín: Del rojo al lila

20 de octubre de 2005

Del rojo al lila

La intrépida reportera “gran hermana” Mercedes Milá ha vuelto a las andadas, a saltar de liana en liana en plan “jein” de la selva y nos ha presentado un sofrito de investigación en T5 en el que denuncia que la piratería musical y las falsificaciones contribuyen y alimentan a los terroristas. Como suena. ETA y el IRA también se financian con estas actividades y los que compren algún producto pirateado “están pagando un impuesto revolucionario”, según dijo un abogado. Y hace unos días un anuncio de Telecinco relacionaba a los que se bajan películas de Internet con la trata de blancas y el tráfico de armas. Un error, según dijeron con la boca pequeña. Claro.

Y lo que ocurre es que a la millonaria tropa cursiprogre le ha dolido el varapalo del Senado al canon de los cedés y la recogida de firmas de la FACUA y ahora procuran estigmatizar a los que bajan películas porque los mendas lerendas multimillonarios no quieren que “su” propiedad se copie, mientras piden que la de los demás se parta y reparta. Pues vale, pero lo llevan crudo porque vamos a seguir repartiendo “su” propiedad con el eMule para que la Cultura no sea un patrimonio de nadie, de unos cerdos

capitalistas multimillonarios socialistas que quieren impedir que la Cultura llegue a todos mediante la explotación económica y la capitalización de la plusvalía. Y de lo que se trata es de que su capital no se convierta en trabajo alineado acumulado, según nos tiene enseñado Carlos Marx.

Les hacemos pues un favor siguiendo la teoría marxista que tanto fascina a los rojos como “machoman”, el “justiciero de las mujeres", o sea, su eminencia Jimmy Zapatero Carter que se ha ufanado en la revista Marie Claire de ser rojo, aunque no sabemos si eso es una definición, un adjetivo o una salsa chumichurri porque un rojo no le ayuda a los millonarios a pagar menos impuestos con los fondos Sicav que sólo cotizan al 1%. Ni propone abaratar el despido como acaba de hacer. Ni persigue a unos estudiantes que se bajan una peli de los multimillonarios estudios de Hollywood. Así que no sabemos a qué viene lo de rojo ya que él nos parece más bien lila. Tirando a fucsia. O a mierda pavo. Un rojo aguado acuarela al 1%.

Pero decía que la intrépida reportera Mercedes Milá acusaba a los piratas de contribuir al terrorismo con la misma “contribución”, suponemos, que la que hacen los panaderos que alimentan a los terroristas, los médicos que los curan y los empresarios que les dan trabajo. Porque de ser así, es obvio que cuando se acabe con la piratería se acabará con el terrorismo, según la propuesta que nos hace la cursiprogre revenida en marisabidilla. Al final, como es natural, resulta que Bush se equivocó y en vez de invadir Afganistán o Irak buscando terroristas, tenía que haber invadido las calles de las ciudades para detener a los terroristas que venden discos piratas. Chachi. La próxima vez inténtalo en Gran Hermano, nena, que es lo tuyo.

Mobusi