Has parado el coche, has abierto la puerta y me has dicho: “sube, te llevo”. Y no he sabido qué decir. Porque aunque suelo hacer mucho autostop en esta carretera, hasta ahora nunca me había pasado nada igual. Y no sé qué hacer: si subir o no subir porque la verdad es que soy tímido. Y me intimidas. No sé qué pretendes, pero si es lo que me imagino te he de advertir que soy un chico muy tímido, recatado e inocente que nunca se ha visto en estas circunstancias. Y tú me apabullas porque a ti se te ve extrovertida, animada, alegre y divertida. Y no sé si nos llevaremos bien porque a mí las mujeres me dan miedo. Mucho miedo. Y además cuando era pequeño me dijo mi madre que no subiera a los coches de las desconocidas porque hay mujeres muy malas que abusan de los chicos buenos como yo. Así que, gracias, eres muy amable, pero no subiré a tu coche no vaya a ser que me hagas cosas feas de las que después tenga que arrepentirme. Espero que lo comprendas.