Antonio F. Marín: Trompetero del Apocalipsis

7 de diciembre de 2005

Trompetero del Apocalipsis

No quiero ser trompetero del Apocalipsis pero resulta que el Gobierno socialista ha conseguido un superávit de 20.015 millones de euros, que equivale al 2,23 por ciento del Producto Interior Bruto. Un Gobierno de izquierda con superávit cuando se supone que el superávit es para gastarlo, en obras sociales, y no para despilfarrarlo en la comptra de votos a la caverna medieval de Carold Rovira con el fin de seguir aferrado a la poltrona. No quiero ser trompetero del Apocalipsis, decía, pero a mí me parece esto muy grave, muy serio, cuando además nos acabamos de enterar de que en España ha aumentado la diferencia entre ricos y pobres, porque si en 2001 el 18,8% vivía bajo el umbral de la pobreza en 2004 ese porcentaje ha aumentado hasta el 20%. Tela. Y también hemos sabido que el beneficio empresarial ha crecido un 33%, mientras que los salarios lo han hecho al 3,5%. O que la deuda de las familias ha crecido un
20,5% y que están más endeudadas que nunca. No quiero ser trompetero del Apocalipsis, decía, pero me pregunto qué hace la izquierda entretanto.

Pues venderle barcos y aviones a un Tirano Banderas venezolano que los va a convertir en hospitales, después de que el católico progresista, José Bono, que también es Iglesia, lo haya convencido de semejante gracia apostólica. O da lecciones de libertad de expresión censurando las preguntas de los niños. O cambia palabras, de disminuido a discapacitado, que mola mucho y a partir de ahora, por ejemplo, el señor Rodríguez Zapatero no será un disminuido político al que el cargo le viene grande, sino un discapacitado político; es decir, un incapaz. O defiende y apoya los privilegios insolidarios medievales de los burgueses nacionalistas para que todos los españoles no seamos iguales. Ver para creer, quién os ha visto y quién nos ve, Maribel. La izquierda aumentando la diferencial social entre pobres y ricos mientras abraza los derechos medievales de una minoría, en vez de mirar hacia el futuro con la perspectiva de la ilustración, la solidaridad y la razón que huye de los privilegios de clase y de nacimiento, ya sean por origen aristocrático, catalán o vasco. Pues no. No quiero ser trompetero del Apocalipsis, decía, pero arrieros somos y en las urnas nos encontraremos.

Mobusi