Antonio F. Marín: Libertad (para todos)

25 de febrero de 2006

Libertad (para todos)

El Congreso de EEUU va a debatir la ley "Global Online Freedon Act" que prohibirá ofrecer servicios censurados a terceros países con el fin de evitar la censura que empresas como Google, Yahoo o Microsoft, realizan en países como China Irán, Vietnam, Cuba o Arabia Saudí. Muy bien, me parece maravilloso, encomiable y todo eso tan litúrgico en estos ministerios, porque además en el preámbulo de ley explican que las empresas tecnológicas de Estados Unidos "han sucumbido a la presión de los gobiernos autoritarios extranjeros y han ofrecido información sobre los usuarios de Internet, provocando el encarcelamiento de 'ciberdisidentes' y la violación del deber de estas empresas para proteger y mantener los derechos humanos". Y quieren evitarlo. Maravilloso. Suena muy bonito y me parece muy bien, pero
me sorprende que quieran obligar por ley a que las empresas protejan los derechos humanos de los "ciberdisidentes", cuando ellos los infringen descaradamente y de forma infame en Guantánamo o en Abu Ghraib. Para poder predicar hay que dar ejemplo y no parece que estas dos muestras sirvan para impartir lecciones de ética a nadie. Son más bien para esconderse debajo de la cama. Porque también hemos sabido que dos periodistas siguen encarcelados en dependencias de Estados Unidos, según ha denunciado Reporteros Sin Fronteras, ya que Abdel Amir Younes Hussein, del canal norteamericano de televisión CBS News, se encuentra detenido en Camp Bucca. Y Sami Al-Haj, cámara del canal qatarí Al-Jazira, se encuentra encarcelado en Guantánamo desde 2002, sin que se les autorice a recibir visitas de sus familias, ni de sus abogados. Una vergüenza y un atentado contra los derechos humanos que ellos quieren proteger en China o en Cuba, pero no en los límites de sus fronteras. Hay que ser caradura. O hijoputa, que es menos fino, pero que define y perfila más. Y una vergüenza para todos aquellos que consideramos a Estados Unidos como un gran país, que lo es, aunque lo gobiernen provisionalmente unos fanáticos.

Mobusi