Zapatero nos ha recordado que cuando él estuvo en la oposición apoyó al gobierno de Aznar en su negociación con ETA. Tiene razón. Y cuando González negoció con ETA también recibió el apoyo de la oposición del PP, pero oculta que entonces ETA ya había declarado la tregua y ahora no lo ha hecho, porque lo que sabemos de los asesinos de niños es que su tregua en Cataluña "ha beneficiado la crisis del Estado español" y que ellos siguen abogando por la autodeterminación. Estamos en las mismas de hace treinta años. O peor. Porque Zapatero también oculta que González y Aznar recibieron el apoyo de la oposición, es cierto, pero ellos no habían firmado un pacto del Tinell para excluir a la oposición de todos los acuerdos como sí que ha hecho él porque se lo exigen
los que le permiten seguir en la poltrona. Así que pedirle a la oposición pactos y entendimiento cuando tú has firmado un pacto que te impide pactar y entenderte con ella, además de surrealista es cosa de cínicos o de patanes. A lo menos. Porque la cosa es más o menos así: yo quiero pactar contigo, pero pacto con los otros que no puedo pactar contigo, es decir, que no pacto contigo porque he pactado con los otros que no pacto contigo, aunque yo, claro, quiera pactar contigo si no hubiera pactado con otros que no pacto contigo. Está clarísimo. O él es tan tonto como parece o es que se cree que los demás somos idiotas. Pero el corrector de Jesucristo está a gusto en el machito y sólo rectifica cuando lo obligan sus socios, porque antes íbamos al corazón de Europa, a la Europa sin fronteras, y ahora nos madrugamos con el reaccionario proteccionismo económico patriotero de Endesa y Gas Natural. "España para los españoles" y "los españoles primero" que suelen proclamar los fascistas neonazis. Fascismo puro, pero los muy necios no lo saben.