mujer no es así, se equivoca el estudio, porque las mujeres hablan mucho, muchísimo, no paran, y sin embargo follan poco y mal. No gastan de eso. Pero que un polvo te vuelva verboso da miedo, porque encima de que ellas suelen hablar por los codos sin necesidad de acicate alguno, si follan lo mismo se lanzan, se acentúa su labia y se vuelven excesivamente grandilocuentes. Así que cuando se pongan mimosas, habrá que pararlas, lo siento cariño, pero es que luego te pones muy pesada. Es por tu bien. Porque hay algunas que no sólo que hablan después, sino que también hablan en el momento del trance, del forneció, y te cuentan cosas rarísimas y peregrinas como que al techo le hace falta una mano de pintura. O que va a ahorrar para hacer un viaje. O que ha subido mucho el Índice de Precios al Consumo. Son raras y maniáticas y hablan mucho y follan poco; todo lo contrario de los hombres que hablan mucho y también follan poco.
14 de febrero de 2006
Un polvo y mucho hablar
mujer no es así, se equivoca el estudio, porque las mujeres hablan mucho, muchísimo, no paran, y sin embargo follan poco y mal. No gastan de eso. Pero que un polvo te vuelva verboso da miedo, porque encima de que ellas suelen hablar por los codos sin necesidad de acicate alguno, si follan lo mismo se lanzan, se acentúa su labia y se vuelven excesivamente grandilocuentes. Así que cuando se pongan mimosas, habrá que pararlas, lo siento cariño, pero es que luego te pones muy pesada. Es por tu bien. Porque hay algunas que no sólo que hablan después, sino que también hablan en el momento del trance, del forneció, y te cuentan cosas rarísimas y peregrinas como que al techo le hace falta una mano de pintura. O que va a ahorrar para hacer un viaje. O que ha subido mucho el Índice de Precios al Consumo. Son raras y maniáticas y hablan mucho y follan poco; todo lo contrario de los hombres que hablan mucho y también follan poco.