El gobierno socialista de Rodríguez Zapatero se ha propuesto que todos los trabajadores estén a las seis de la tarde en su casa, con el fin de mejorar las relaciones familiares con los hijos y aumentar la productividad, porque se da la paradoja de que somos el país que más horas echa en el trabajo y el que menos produce. El Gobierno quiere aplicar aquí el horario europeo que permite comer antes y salir también antes del trabajo. Me parece una idea extraordinaria por la que hay que felicitar al Gobierno, sin peros, porque supone modernizar este país para que de una vez estemos en Europa, seamos europeos y no sólo de boquilla. Aunque también habrá que equipar los sueldos y los servicios europeos con los nuestros. Pero la idea es muy correcta, decía, porque no es normal que alguien esté aún en la oficina a las ocho o las nueve de la noche, cuando además no se aumenta la productividad, sino que
se reduce. Aunque la posibilidad de que puedas estar a las seis de la tarde en tu casa también tiene sus trastornos, claro, porque es probable que cuando llegues tan pronto a tu casa tu mujer o tu marido te pregunten: ¿ya estás aquí?...Qué pronto has vuelto. A mí la primera vez que me lo dijo una novia no le eché cuentas, pero la vigésimo segunda vez que me dijo "¿ya estás aquí?" me asomé al cuarto de baño con cautela y miré en el armario y debajo de la cama. Por sí las moscas. Por si las moscas se habían metido en la cama de ella, que ya se sabe que las mujeres con tal de joderte son capaces hasta de ponerte los cuernos con las moscas. No les vale ya sólo con el butanero, sino que además tienen que meter más gente en la cama.