Una banda de terroristas asesinos de niños ha anunciado que ya podemos estar tranquilos porque no nos van a seguir matando. Albricias y aleluyas. Todo un detalle. Son gente educada. Pero me alegro y espero que todo termine bien, pese a que ésta es su décima tregua, a que no entregan las armas, a que van más de 900 muertos (20 niños) y a que no han perdido perdón a las víctimas. Los terroristas piden la legalización de su brazo político y un referéndum en España y Francia; circunstancia que podrá ser posible aquí, como es natural, pero que dudo mucho que acepten los franceses porque ellos son más serios; es decir, no son españoles. El lendakari vasco ha anunciado una mesa de partidos que negocie la "normalización". Esto de la "normalización" es lo que pedían los mafiosos sicilianos
cuando amenazaban con quemar la tienda si no pagabas la protección. Una vez que has pagado se ha "normalizado" la situación y ya puedes vivir en paz porque no le pegan fuego a tu negocio. Está "normalizado". Aunque el hecho de que estos asesinos de niños pidan que se legalice a su brazo político para participar democráticamente, es una buena noticia porque significa que fue un acierto su ilegalización en contra de aquellos que lo consideraban un error de graves consecuencias inimaginables (ahí están las hemerotecas). Fue un acierto y estas son las consecuencias inimaginables que ha provocado su ilegalización. Espero que todo salga bien, ya digo, aunque haya que llevar cuidado porque si admitimos que las pistolas, las bombas y los asesinatos requieren "tratamiento político" y "mesas de negociación" sobran las elecciones, los parlamentos y podríamos aprobar las leyes por tres bombas a una o dos bombas a cuatro.