Antonio F. Marín: Elites y entierros de la sardina

23 de abril de 2006

Elites y entierros de la sardina


He leído que las cofradías de Semana Santa son reliquias del pasado dirigidas por católicos creyentes apasionados. Y no sé. Es casi seguro. Pero eso es tan obvio como decir que las peñas futboleras están integradas por aficionados apasionados al fútbol. Obviedad al canto y me llevo una. Pero puestos a buscar “entes” inamovible y conservadores podríamos fijarnos en las agrupaciones del Entierro de la Sardina, que supongo que desfilaron ayer por Murcia capital y que precisan de una fidedigna recomendación para entrar en ellas porque nadie participa en el entierro si no es por
enchufe, pese a que se financia en parte con nuestro dinero, con dinero público. Puestos a buscar elites conservadoras mejor tiramos del Entierro de la Sardina, pongamos por caso, porque para salir en el Bando de la Huerta o en una hermandad de Semana Santa sólo hay que comprarse un traje o pagar una discreta cuota mensual, pero entrar en una agrupación sardinera es más difícil que hacerlo en el Ku Klux Klan. Y con el obsceno añadido de que pretenden representarnos a todos los murcianos con unos vestidos que parecen diseñados por Michael Jackson y Fofito tras una larga noche de tripis y anfetas. Es curioso, porque yo que me he metido wkisky en vena, jamás me he vestido así. Y estando sobrio menos. Sociedad civil, ya digo. El incívico debo de ser yo. Será porque tengo sentido del ridículo, aún borracho, y porque no tengo nada que ver con este Entierro de la Sardina que es donde el payaso pierde su casto nombre, lo advierto, y cualquier parecido de esos mendas con un servidor, o con Murcia, es pura coincidencia vecinal. A mí me puede representar Salzillo, pero no esta tropa hortera de gabys, fofos, fofitos y milikitos.

Mobusi