Antonio F. Marín: La Iglesia vende a Jesucristo

10 de abril de 2006

La Iglesia vende a Jesucristo

Y por unas pocas monedas, pues hemos sabido que el Papa va a recibir a Zapatero con motivo de la visita que el pontífice va a realizar a Valencia. Error. No es una visita de Estado, sino una visita pastoral propia para creyentes y ahí Zapatero ni pinta, ni pincha, ni corta, ni enciende velas e incensarios. Ni por educación, ni por indulgencias plenarias. Lo que ocurre, me temo, es que esta Iglesia de romería, pandereta y purpurado quiere llevarse bien con el Gobierno para que éste les permita dar clases de religión en las escuelas y no se cargue la financiación del IRPF a la que la institución tiene derecho porque no la paga el Gobierno socialista, ni el abuelo de Zapatero, sino los contribuyentes que marcan la casilla. Mal, muy mal la Iglesia, y este Papa, que a cambio de favores vende de nuevo su libertad e independencia y permite que el
figurín de León pueda figurar de nuevo. Vende de nuevo a Jesucristo por unas monedas del César, cuando lo que tenía que hacer es autofinanciarse para poder mandar al Gobierno, a todos los gobiernos, a la mismísima mierda, sin perdón, y poder ser así libres para desarrollar el evangelio sin ataduras, compromisos, acuerdos, enjuagues, ni connivencias. Porque con esta tropa no hay nada que hablar ni negociar; sólo sacudirse el polvo de los pies y salir corriendo (Mateo 10.14). Cierto. Porque uno se ha alegrado una barbaridad al saber que los jóvenes huyen de la Iglesia, que los que se reconocen católicos han bajado del 77% al 49%. Una muy buena noticia, sin duda, aunque todavía sean muchos los que se declaran católicos, de boquilla, porque lo que había que hacer es echarlos a todos y empezar de nuevo. Con doce empezó Jesucristo, así que en España hay muchísimos. Demasiados. Sobran todos los que todavía se declaran católicos porque sí, porque son también del Real Madrid o de la Peña la Chicharra. Porque toca, porque es la tradición. Deberían echarlos a todos, empezando por los obispos, los curas, los teólogos a sueldo de los editores millonarios y hasta a la familia real, para empezar de nuevo, ya digo, y que los que se queden sean los convencidos de verdad y no los que se agarran a la Iglesia por cuestiones folclóricas, costumbritas, casarse, medrar o para tocar el tambor en la Semana Santa. Con un 1% de fieles, autofinanciada y libre sería una excelente Iglesia a la que yo volvería.

Mobusi