He leído que Beckan padece un trastorno obsesivo-compulsivo que lo obliga a ordenar todo en filas de dos y por número par. No me extraña, porque yo he tenido una novia que ordenaba sus braguitas por colores, tamaños y día de la semana. Y cuando yo se las cogía (para mis cosas, sí) se enfadaba mucho porque decía que luego se las colocaba desordenadas. Si me cambias el orden no sé en qué día vivo y me pierdo, decía. Y no te las pongas, que me las ensanchas, añadía. Y no era verdad. Bueno, sí era verdad, pero yo lo hacía para complacerla porque había leído que Gary Grant lucía braguitas y quería imitarlo, que ya se sabe que las mujeres te quieren a ti, follan contigo, pero entretanto piensan en los galanes de cine. Y además ella se ponía mis camisas,
mis pantalones y me cogía el albornoz, por lo que yo me ponía sus braguitas para vengarme y porque además, como son de telas más suaves, quedan mejor y no te aprietan. Pero no lo comprendía y decía que se las ensanchaba. Pues mejor, porque así te crees que has adelgazado, tonta, y te llevas una alegrón. Pues no. Es que era muy rara, porque además de ordenar las braguitas por tamaño, colores y día de la semana, también tenía otras manías que a mí me molestaban. Por ejemplo tenía el antojo de colocar todos los cuadros rectos.
Y de cerrar todas las puertas de los armarios
Y de tapar la pasta de dientes.
Y de tapar el frasco de colonia.
Y de cerrar la tapa del cubo de la basura.
Y de cerrar la puerta de la lavadora.
Maniáticas, son maniáticas y antojadizas, ya digo.