Antonio F. Marín: Se me caen las bragas

26 de abril de 2006

Se me caen las bragas


La derecha no devolverán la estatua de Franco a su pedestal, ha recalcado el muchacho de León al cumplirse dos años de su accidental llegada al poder. Claro que no. Ni le van a quitar a la banca los muchísimos millones que ha ganado con él (a 500 euros por segundo), y que justifica, disimula y oculta quitando estatuas de Franco como el que juega al cuartete, mientras los banqueros y ricachones le soban el lomo y lo animan a seguir con esta política económica de la derecha para que ellos sigan forrándose y pagando menos impuestos con el Rojo Justiciero, con el muchacho de
León que soñó cuando era pequeño con ser de mayor el Capitán Trueno y salvar los derechos de todo el mundo. Incluidos los monos, faltaría más. El Rojo Justiciero no tiene límites, no conoce el descanso y se desvive como Capitán Centella por los ciudadanos mientras guarda en la caja los 4.500 millones de euros de superávit del Estado que ha conseguido en tan solo tres meses. La izquierda con superávit, todo un chollo. Eso deben de pensar los banqueros y millonarios que lo tienen a él en la guardería del Gobierno jugando a las casitas con las autonomías, con los monos y con las estatutas de Franco, mientras ellos mangonean a sus anchas porque han encontrado en él un figurín al que dar palmadas, frotarle la chaqueta y animarlo, qué listo que es mi niño, para que siga con su egolatría redentora y salvífica de la humanidad (y de los monos, ya de paso). Porque los monos van a tener derechos, pero los españoles siguen pechando con que la compra de la vivienda sube un 12%, con que el deposito de gasolina cuesta ahora cinco euros más que hace cinco meses o con que sigue subiendo la inflación, que es el impuesto de los pobres, según habíamos quedado. Pero el justiciero de las estatuas (y de los monos) sigue quitándolas de sus peanas entre el regocijo de los empresarios, ricachones y banqueros que se están lucrando a paletadas, porque en España los monos, los multimillonarios, los catalanes y los asesinos de niños tienen derechos, pero no así los murcianos que por no tener no tienen derecho al progreso, ni al agua. Ni los niños del mundo que siguen muriendo cada 30 segundos a causa de la malaria. No importa, legislemos a favor de los monos, mientras una fiscal se perturba si los hechos no encajan en su mundo de algodón con angelitos tocando el arpa, porque la verdad perturba mucho. Una jartá. Viva Zapatero. ¡Ese hombre!. Y a mí al oírlo es que se me caen las bragas, debido a las “perturbaciones”, mayormente.

Mobusi