Unos cuantos ciudadanos de Valencia se han manifestado ante las puertas del Obispado para exigir la apostasía de la Iglesia católica y hace poco el Congreso no ha aceptado la propuesta de IU para regularizar esta renuncia. Y es un error, un inmenso error, pues regular la apostasía beneficia la Iglesia pues hasta que la institución no se limpie de tanta rémora no va a ningún sitio. Necesita un chorreo a presión con agua y arenisca para quitar lapas, mejillones y demás moluscos. Y luego baldearla con zotal y salfumán. Pero una vez que la gente apostate y que la Iglesia quede impoluta y autofinanciada, correré a apuntarme de nuevo. No sé si podré bautizarme otra vez, pero si me dejan tomo
la comunión y luego me confirmo. Y salgo a la calle y vuelvo a entrar para volver a bautizarme y confirmarme. Así, de seguido y sin interrupción. Uno ha criticado y critica mucho a la jerarquía católica, pero tal y como está la corrala volver a tomar la comunión es un acto de insumisión, de subversión y de rebeldía. Lo moderno, progresista, rebelde y subversivo es afiliarse a la Iglesia católica. Menos mal que nos queda la Iglesia como último refugio contra los canallas.