Hoy cumplo 48 años. Gracias. Y ya siento la crisis de los cincuenta. Aunque si lo pienso detenidamente también he pasado la crisis de los 47,
y de los 46
y de los 45
y de los 44
y de los 43
y de los 42
y de los 41
y de los 40
y de los 39
y de los 38
etcétera, hasta los dos años que no recuerdo que tuviera ninguna crisis.
Será mejor colocar una buena foto para celebrar que por fin he conseguido el sueño de mi vida, lo que siempre he querido ser desde niño, desde que en el colegio nos preguntaban qué queríamos ser de mayores y yo decía que “viejo verde”. Bueno, pues por fin soy un pervertido viejo verde. Lo he conseguido y soy feliz. Qué delicia.