Antonio F. Marín: El justiciero de los homosexuales

3 de julio de 2006

El justiciero de los homosexuales

Amnistía Internacional ha denunciado que numerosos países todavía incluyen en sus respectivas legislaciones la condena de muerte para las personas homosexuales. Y entre ellos figuran Irán y Pakistán que son aliados de Zapatero, del Justiciero de las Mujeres, en su muy lustrosa, ponderada y ecuánime Alianza de las Civilizaciones. En el momento de escribir este comentario no tenemos noticias de que el Justiciero haya decidido condenar a estos países y expulsarlos de su Alianza. Está tan ocupado con los otros asesinos de ETA que no se preocupa de los asesinos de homosexuales, ni de que los jóvenes se manifiesten en toda España pidiendo una vivienda digna o que las listas de espera para operarse estén igual que hace dos años. Minucias para el señorito. Él está en otros menesteres más nobles como codearse con los asesinos de niños que lo traen de cabeza porque se conoce que se siente tan fascinado por ellos que es capaz de mentir, sumiso y consentidor, con tal de rodearse con la flor y nata del tiro en la nuca. Le va
codearse con asesinos, le luce moderno y progre, y es capaz de mentir con tal de alternar con ellos porque ha incumplido las exigencias para negociar con ETA a las que se comprometió en la resolución del Congreso; ha incumplido su promesa de convocar el Pacto Antiterrorista; ha incumplido su promesa de informar al Congreso de la apertura de la negociación; ha incumplido su promesa de no reunirse con una organización ilegalizada y ha roto el acuerdo previo de darle información a la oposición. Y además parece que se ha reunido con ETA antes incluso de ganar las elecciones, según publicaba ayer el diario El Mundo, lo cual que nos lleva a preguntarnos cómo sabía ETA que iba a gobernar Zapatero del Tinell. No nos lo dice, porque el Justiciero sólo se trata y se aviene a negociar con los asesinos de niños y con los asesinos de homosexuales, pero se niega a darle información al resto de los españoles que tenemos el defecto de no matar a nadie. No somos demócratas.

Mobusi