Antonio F. Marín: Control mental y upskirt

9 de agosto de 2006

Control mental y upskirt

He visto en la tele un reportaje sobre unos artilugios que algunos pirados se colocan en la cabeza y que según dicen, sirven para influir en los demás, por ejemplo, para enviarles un mensaje y que hagan algo que ellos quieren. En condiciones normales paso de estos programas porque desde que puedo acceder a los canales AXN, Cinematk, Calle 13, Fox, TCM o los temáticos como Discovery o Canal de Historia, no piso la televisión “normal”. Nunca. Y así llevo ya muchos meses. No tengo ni idea de qué es lo que se cuece por salsas verdes, informativos, grandes hermanos, concursos, ni demás complementos de la televisión de “prêt à porter”. Y lo que es más importante: no tengo la sensación de estar perdiéndome nada. Absolutamente nada. Pero en ese reportaje, decía, ponían a prueba el control metal de una persona sobre otra y demostraban que era una filfa. Por supuesto. Para controlar la mente de los demás no hacen falta aparato alguno pues sólo basta
con algunos gestos. Por ejemplo, si Galicia lleva ya cuatro días ardiendo y gobiernan los socialistas, los amiguitos de “Nunca mais” se esconden bajo las piedras sin que nadie les avise. Es control mental total y absoluto. Y yo los comprendo porque a mí también me suelen controlar mucho, sobre todo las mujeres, y si se levantan la falda, por ejemplo, me la ponen dura aunque yo no quiera. Un control mental absoluto. De tú a tú. Sin aparatos, artilugios, ni ejercicios mentales. Sólo un gesto y ejercen un control mental total. Ni telepatía ni otras fritangas. Vale con subirse las faldas y me controlan mentalmente hasta que las vuelven a bajar. E incluso entonces todavía queda un regusto a control metal cuando me voy a mi casa y me acuerdo de ellas mientras aúllo a la luna.

Mobusi