Antonio F. Marín: Democracia a los cerdos

13 de octubre de 2006

Democracia a los cerdos

El partido Socialista de Cataluña ha expulsado al instigador de la agresión a los miembros del PP que iban a hablar en su propio mitin, pero después hemos sabido que el enfrenamiento fue organizado por ese mismo partido; un partido que dirige un sujeto que ha declarado que él se siente cómodo en su mitin “y no como otros” que son agredidos, insultados y maltratado por los miembros de su propio partido. Fascismo puro de oliva. Lo de “sentirse cómodo” lo habrá dicho en alusión a Elvira Lindo que fue boicoteada y tachada de “genocida” por leer su pregón de fiestas en castellano. Elvira Lindo tampoco se sintió cómoda allí donde el referido prójimo se siente cómodo mientras los de sus partido le arrean a los demás adversarios para echarlos de su rama, de su cueva o de su territorio que ya
tienen bien meado para advertir a los demás dónde no pueden inmiscuirse so pena de recibir mordiscos y ladridos, mientras el líder de la manada berrea y bufa a los demás para que no se acerquen a su rama y a sus hembras del Tinell con las que se siente “muy cómodo”. Zapatero creo que se llama este homínido que se “siente cómodo” mientras sus juventudes ejercitan la “dialéctica de los puños y las pistolas” contra los adversarios políticos. Aunque todo es muy subjetivo, claro, porque este homínido “se siente cómodo” entre terroristas asesinos de niños y un servidor no. Nunca. Cuestión de criterios. Y de gustos, porque los ilegales terroristas asesinos de niños pueden manifestarse libremente por las calles del País Vasco, pero los legales no pueden ir a su propio mitin en Cataluña porque los de la manada de enfrente no les dejan tener la democracia en paz. Habíamos quedado en que todas las ideas se pueden defender con la palabra, es cierto, pero las ideas del partido de la oposición no se pueden expresar porque van en contra de Cataluña. Está muy claro: El fascismo ha venido, pero nadie sabe cómo ha sido. Yo sí. No se le puede echar democracia a los cerdos, que ni saben que son cerdos, ni que se rebozan en la mierda.

Mobusi