La madre de una de las chicas Gilmore le recordaba el otro día a su hija que no acudiera a una cena con medias con costura, “ni se te ocurra”, porque iba a aparecer una bailarina de striptease. Pero bueno, me pregunté yo enrabietado, ¿qué pasa con las medias con costura? Por qué están prohibidas. ¿Quizás porque nos gustan a las hombres?. Debe de ser eso. O quizás porque se las relaciona con el putiferio cuando las más maravillosas artistas de Hollywood las han llevado. O quizás porque son el santo grial fetichista junto a ligueros, fajas, bustier, dress, corsés y demás orfebrería textil. Puede ser. Pues vale. Seguiremos en al clandestinidad, aunque aún haya esperanza de ser legalizados pues leo en un anuncio de El Corte Inglés que vuelve el estilo “couture”; una tendencia que según
dicen, recuerda a “la Alta Costura” de los años 50 con blancos y negros, chaquetas cortas, plisados, mangas 3/4 o faldas lápiz o tulipa (es decir, de tubo). Ojalá sea verdad y que vuelvan, sobre todo las faldas de tubo, aunque yo no me lo creo porque este tipo de mujer es muy femenina y eso no es políticamente correcto. No dicen nada de las medias con costura y “talón cubano”, que la mamá de las chicas Gilmore considera propias de bailarinas de striptease. Benditas bailarinas. Yo siempre he querido tener una novia bailarina de striptease, pero sólo he conocido tías estiradas que se niegan a estos avatares y que nada más que sopla el viento se sujetan la falda. Algunas, incluso, se la cogen antes de que sople porque se conoce que las mujeres nacen con un instinto genético meteorológico que las avisa de cuando va a soplar el viento. Y se anticipan. Lo huelen. O sea, el eterno femenino.