Antonio F. Marín: Las bragas de tu novia

27 de noviembre de 2006

Las bragas de tu novia

Una amiga me pregunta qué importancia tiene que una chica pueda tener o no novio para seguir conservando su amistad. Hombre, pues tiene mucha. Mayormente porque los novios son muy pesados y en seguida te recuerdan que ella es “su” novia. 

Se saben los posesivos de carrerilla. Probablemente habrán suspendido álgebra, pero se han debido empollar los posesivos porque alardean mucho con eso de esta es “mí” novia. Mía, suya y así. No salen de eso. Parecen niños que cogen el Scalextric y no te dejan jugar con él porque es suyo. 

Y cuando crecen confunden a su novia con el Scalextric y tampoco te dejan jugar con él, digo con ella. Son muy egoístas. No salen de esta es “mía”, está es “mi” novia, a esta sólo le toco el culo yo, a esta sólo le veo yo las bragas, etcétera. Van a piñón fijo. No saben argumentar con otras razones que no sea
“mi, mía, suyo, suya”. 

A lo mejor se creen que se las desgastas por el uso. O que vas a perder piezas de la novia como si te dejaran un puzzle. Qué tíos más pesados. Que tu novia no es un jarrón y no se puede romper, les suelo yo argumentar con mucho raciocinio. Es igual. No te la dejo, añaden ellos muy farrucos y egoístas. Oye que si se despeina yo te pago la peluquería. Ni por esas. No entienden que la novia, por ejemplo, no es un abrigo y no se arruga. No hay manera de convencerlos. Son muy cerrados, cuando uno, al contrario que con los libros, suele devolver las novias. Educado que es uno. Y a portes pagados.

Mobusi