Se saben los posesivos de carrerilla. Probablemente habrán suspendido álgebra, pero se han debido empollar los posesivos porque alardean mucho con eso de esta es “mí” novia. Mía, suya y así. No salen de eso. Parecen niños que cogen el Scalextric y no te dejan jugar con él porque es suyo.
Y cuando crecen confunden a su novia con el Scalextric y tampoco te dejan jugar con él, digo con ella. Son muy egoístas. No salen de esta es “mía”, está es “mi” novia, a esta sólo le toco el culo yo, a esta sólo le veo yo las bragas, etcétera. Van a piñón fijo. No saben argumentar con otras razones que no sea
“mi, mía, suyo, suya”.
“mi, mía, suyo, suya”.
A lo mejor se creen que se las desgastas por el uso. O que vas a perder piezas de la novia como si te dejaran un puzzle. Qué tíos más pesados. Que tu novia no es un jarrón y no se puede romper, les suelo yo argumentar con mucho raciocinio. Es igual. No te la dejo, añaden ellos muy farrucos y egoístas. Oye que si se despeina yo te pago la peluquería. Ni por esas. No entienden que la novia, por ejemplo, no es un abrigo y no se arruga. No hay manera de convencerlos. Son muy cerrados, cuando uno, al contrario que con los libros, suele devolver las novias. Educado que es uno. Y a portes pagados.