Mientras en Cádiz el pueblo y las chirigotas se cachondean de los políticos y apelan al sentido común para manejarnos en la vida proponiendo una muralla contra todas las dictaduras y también contra la de ETA “que ya dura más de la cuenta”, en el resto de Andalucía el pueblo le ha hecho la trompetilla a los políticos y ha pasado de acudir a su cita. Esa cursilada de que “están llamados a la urnas” se la han pasado por el forro, por los huevos, o sea, y les han dicho a los políticos que tararí que te vi, que ellos no están llamados a nada (excepto a trabajar todos los días), y que los que los llaman a las urnas son unos cabroncetes que cobran mucho por trabajar sólo algunos meses al año apretando un botón. Y se han hecho los sordos ante la “llamada a las urnas”, tanto en Andalucía como en Cataluña. El pueblo les ha hecho la trompetilla a sus políticos
y estos se sienten encima halagados y en vez de dimitir, se ufanan orgullosos de que el pueblo pase de ellos y se preocupe, sobre todo, de trabajar para pagar la hipoteca si la tiene o de buscarse la vida para encontrar una vivienda asequible porque los salarios no crecen, la banca gana más que nunca, el déficit por cuenta corriente sube un 37%, y las familias baten marcas de endeudamiento, mientras nuestros políticos se entretienen con sus estatutos y sus confetis, o se empeñan en que Miss España pueda ser mamá. Faltaría más.
y estos se sienten encima halagados y en vez de dimitir, se ufanan orgullosos de que el pueblo pase de ellos y se preocupe, sobre todo, de trabajar para pagar la hipoteca si la tiene o de buscarse la vida para encontrar una vivienda asequible porque los salarios no crecen, la banca gana más que nunca, el déficit por cuenta corriente sube un 37%, y las familias baten marcas de endeudamiento, mientras nuestros políticos se entretienen con sus estatutos y sus confetis, o se empeñan en que Miss España pueda ser mamá. Faltaría más.