Llega, coge, pone la mano sobre la Constitución, promete el cargo de nuevo ministro comisario general del Movimiento, digo, de Justicia, y arremete contra el poder judicial y la oposición porque sólo Él es independiente; sólo Él es demócrata; sólo Él es defensor del Estado de Derecho; sólo Él es la Biblia en pasta y la esencia genuina de la verdad; es decir, un pobre hombre henchido como un pavo que se cree Pericles. Un gilipollas de esos que todos nos hemos encontrado alguna vez en la vida, dicho esto como un diagnóstico y no como un insulto. Un perro fiel al que Zapatero ha azuzado contra todo lo que se mueva y no piense como su amo. Y él, claro, obediente hasta la genuflexión, no ha tardado ni diez minutos en calentar el ambiente, buscar la bronca y alentar la crispación en el mejor estilo de la España chula, flamenca y
bravucona; de la España cabreada, amargada y sombría que se sirve del matonismo verbal para interés políticos porque a Zapatero del Tinell le interesa que haya crispación hasta el día anterior de las próximas elecciones (y ya veremos si no monta el pollo en la jornada de reflexión), para atraer el voto que generalmente no vota y que sí lo hace cuando hay movida. Allá él. El que siembra vientos, recoge ventosidades, según dijo no sé quién y hasta a Alfonso Guerra lo han interrumpido en Cataluña los socios de Zapatero del Tinell para no dejarlo hablar. Allá ellos, ya digo. Pero se pone en general conocimiento que a mí me excita la crispación, se me pone la polla dura con la crispación de los políticos (la sociedad está muy tranquila, a Dios gracias), y tengo trances orgásmicos al verlos crispados. A mí me gusta la crispación porque gracias a ella se abolió la esclavitud; gracias a la crispación se consiguió la jornada de 8 horas; gracias a la crispación se consiguió la emancipación de la mujer; gracias la crispación vivimos hoy en una sociedad moderna. Así que !Viva la crispación!, porque además me excita mucho, ya digo, pues cuando veo crispados a los periodistas, caricatos, políticos, payasos, humoristas y taxistas, tengo repentinos orgasmos consecutivos. Soy multiorgásmico. Y voy ahorita mismo a confesarme.
bravucona; de la España cabreada, amargada y sombría que se sirve del matonismo verbal para interés políticos porque a Zapatero del Tinell le interesa que haya crispación hasta el día anterior de las próximas elecciones (y ya veremos si no monta el pollo en la jornada de reflexión), para atraer el voto que generalmente no vota y que sí lo hace cuando hay movida. Allá él. El que siembra vientos, recoge ventosidades, según dijo no sé quién y hasta a Alfonso Guerra lo han interrumpido en Cataluña los socios de Zapatero del Tinell para no dejarlo hablar. Allá ellos, ya digo. Pero se pone en general conocimiento que a mí me excita la crispación, se me pone la polla dura con la crispación de los políticos (la sociedad está muy tranquila, a Dios gracias), y tengo trances orgásmicos al verlos crispados. A mí me gusta la crispación porque gracias a ella se abolió la esclavitud; gracias a la crispación se consiguió la jornada de 8 horas; gracias a la crispación se consiguió la emancipación de la mujer; gracias la crispación vivimos hoy en una sociedad moderna. Así que !Viva la crispación!, porque además me excita mucho, ya digo, pues cuando veo crispados a los periodistas, caricatos, políticos, payasos, humoristas y taxistas, tengo repentinos orgasmos consecutivos. Soy multiorgásmico. Y voy ahorita mismo a confesarme.