Antonio F. Marín: La evolución hacia el mono

4 de abril de 2007

La evolución hacia el mono

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado el derecho de los presos de Guantánamo a acogerse a la justicia ordinaria, y la administración Bush podrá seguir con sus fechorías, que serán legales, pero son inmorales. También es legal ahorcar homosexuales y apedrear adúlteras en Irán y nos parece una involución de las especies, una infamia que Amnistía Internacional ha vuelto a denunciar reavivando su campaña después de reunir 2000.000 firmas que parece que han conseguido que no se ejecute al joven Nemat en la horca (aunque sigue pendiente de ejecución), mientras que las 400.000 firmas contra la lapidación de siete mujeres han conseguido que no se las apedree hasta la muerte. En esta otra página se puede ver un video real sobre una
lapidación que yo no he podido terminar de ver porque me revuelve las tripas. Y algo más. Como también me las revuelve que se trafique con órganos humanos en Mozambique, según hemos sabido por la denuncia de una monja que ha revelado la desaparición de un centenar de niños para el tráfico de órganos. Según el propio gobierno de Mozambique, cada año desaparecen más de mil niños. Otra infamia más que añadir a las muchas que todavía perduran, como la situación de los disidentes en Cuba o la matanza a palos de focas en Canadá que nos hace suponer que el hombre viene del mono, vive como un mono y evoluciona hacia un mono con garrote. Darwin se equivocó después de todo porque la “evolución” de las especies nos ha llevado a la involución de la especie humana, aunque afortunadamente otros animales sí evolucionen y demuestren una dignidad que nosotros no tenemos, como ese cachorro de dos meses que defiende a su madre recién ahorcada por los “seres humanos”. Dice la crónica que el cachorro ladre y gruñe en cuanto se le acerca un humano. No me extraña.
Nota.- Mi amigo y crítico, Pedro Luis Almela, sigue actualizando su blog Miscelánea con relatos y poesías. “El aire pesa”, escribe para definir un día de nieve. “Y el aire quieto, erige estatuas de hielo en los bordes de la fuente”, añade para helarnos de frío.

Mobusi