Gilbert:
La vida en la celda es simple y bella.
Ha pasado ya una semana de felicidad.
El domingo por la noche he sangrado hasta los límites fijado por ti.
Las puntas de las varas me mortifican muy bien los senos, pero para obtener la suficiente abundancia, Madame Augusta tuvo que emplear el cepillo. “No hay que estropear nada”, dice.
He gritado largamente mi gozo.
Madame ha aprovechado todo lo que autorizas.
Somos felices, la una gracias a la otra.
Tus severidades son dulces, muy dulces a mi corazón.
Te imploro de rodillas que no escatimes menos.
La vida en la celda es simple y bella.
Ha pasado ya una semana de felicidad.
El domingo por la noche he sangrado hasta los límites fijado por ti.
Las puntas de las varas me mortifican muy bien los senos, pero para obtener la suficiente abundancia, Madame Augusta tuvo que emplear el cepillo. “No hay que estropear nada”, dice.
He gritado largamente mi gozo.
Madame ha aprovechado todo lo que autorizas.
Somos felices, la una gracias a la otra.
Tus severidades son dulces, muy dulces a mi corazón.
Te imploro de rodillas que no escatimes menos.